14 de abril de 2025
Daniel Noboa retuvo la presidencia con un triunfo holgado. La denuncia de fraude del correísmo y las implicancias de un resultado que festejan Trump y las fuerzas reaccionarias de Latinoamérica.

Quito. Seguidores del actual mandatario celebran el triunfo electoral, este domingo 13 de abril.
Foto: Getty Images
Sorpresa en Ecuador se escribe con mayúscula. Daniel Noboa, el presidente actual, ganó la segunda vuelta por una diferencia de votos inusitada. Ni las encuestas previas, ni la paridad en el primer turno con la opositora Luisa González, ni las opiniones de los analistas internacionales daban indicios de una ventaja que superó los 10 puntos para el vencedor. Tan inesperado desenlace provocó que la candidata perdedora denunciara «fraude» y que no reconociera los resultados. El empresario multimillonario que apareció como un outsider en política en 2023 y se transformó en el continuismo de la derecha en el Gobierno, irá por su segundo mandato (2025-2029). Esta vez no será por dos años, como sucedió cuando reemplazó al exmandatario Guillermo Lasso, el banquero exonerado de su cargo a mediados de su gestión.
«Todos saben que estos resultados son imposibles. Sacamos el mismo 44 % de la primera vuelta. Estos mafiosos hubiesen podido disimular un poquito más», escribió el expresidente Rafael Correa en la red social X. La desazón de su fuerza política, Revolución Ciudadana (RC), rozaba la perplejidad. Las cifras del Consejo Nacional Electoral (CNE), cuando se habían escrutado el 92,77% de los sufragios, arrojaban el 55,85% para Noboa y un 44,15% para su adversaria. Traducido en votos: más de un millón de distancia sacó el heredero del emporio bananero más grande del país.
El cuestionado éxito de Noboa, festejado en Estados Unidos y por la extrema derecha de Latinoamérica, personificada en los presidentes Nayib Bukele, de El Salvador, y Javier Milei, ratifica una alianza continental liderada por Donald Trump. Se apoya en un cóctel proselitista que ha funcionado: la dialéctica contra los populismos, el ideario neoliberal que EE.UU. define como principio rector para su zona de influencia –aunque no lo aplique porque pregona el Make America Great Again (Haz a los Estados Unidos grande otra vez)– y un discurso de mano dura en la presunta lucha contra el narcotráfico que, al menos en Ecuador, no parece dar resultado.

Luisa González. Discurso de la candidata de la Revolución Ciudadana, ayer por la noche.
Foto: Captura de pantalla
En la ruta del Norte
La tercera derrota consecutiva en las urnas del sector político que responde a Correa es mucho más discutible que las anteriores. Noboa y González, situados en las antípodas, solo mostraron una coincidencia en las dos palabras de una misma familia que eligieron para describir el momento. El presidente reelecto dijo que la suya había sido una victoria «histórica», mientras que su rival señaló: «Ecuador está viviendo una dictadura y el fraude más grotesco de su historia».
La candidata opositora, abogada, exasambleísta y funcionaria durante los gobiernos de Correa, pidió el recuento de votos. Revolución Ciudadana exigirá que se abran las urnas, algo que el CNE no negó, «siempre que se ajuste a la normativa», expresó su presidenta Diana Atamaint. La funcionaria fue la misma que reconoció el triunfo de Noboa sospechado de fraude con el 90% de los votos computados: «Nuestra sincera felicitación a quienes se han hecho merecedores de la confianza del pueblo ecuatoriano», declaró.
Noboa galvanizó a las dispersas y poco representativas fuerzas de derecha y ultraderecha que unidas acompañaron su candidatura. El referente joven del partido Acción Democrática Nacional (ADN), un soldadito disciplinado de Trump como su colega, el presidente argentino, compite con Milei a ver quién es más dócil con el magnate del Partido Republicano.
El 25 de marzo pasado, Noboa peregrinó al complejo Mar-a-Lago de Miami donde Trump recibe o deja plantados a sus aliados de la región. En aquel momento, hubo medios ecuatorianos que publicaron cómo se había gestionado una foto con el rey de los aranceles planetarios.
El comerciante de bananas y titulado en Administración de Negocios, según la prensa de su país, pagó 165.000 dólares a la empresa Mercury Public Affairs para acceder a un evento con su colega estadounidense. Y viajó a La Florida en un avión privado del empresario argentino Francisco de Narváez, que tiene en Ecuador su cadena de supermercados, renombrada como Almacenes Tía. Noboa buscaba una foto que se produjo días después. Cara, pero la mejor – decía una antigua publicidad de televisores–, y que quizás le sirvió para traccionar votos para la segunda vuelta presidencial.
Ecuador, la pequeña nación sudamericana que se transformó en la más violenta del continente, con una estadística de casi 40 asesinatos cada 100.000 habitantes, en América toda solo está por debajo de Haití, que mantiene los peores índices criminales. Llegó a esta actualidad porque las mafias transnacionales de las drogas se apoderaron de las principales rutas desde y hacia Colombia y por el océano Pacífico hacia Estados Unidos. Además, es el mayor exportador de cocaína hacia Europa. Toda la operatoria narco se favorece por su economía dolarizada, donde se utilizan hasta las moneditas de centavos de la divisa norteamericana.
La situación económico-social, agravada consecutivamente en las administraciones derechistas de Lenín Moreno, Lasso y el propio Noboa, se da en un escenario político de inestabilidad que refleja el Congreso, donde la ADN oficialista es la segunda minoría y el correísmo es la fuerza más representativa, pero por apenas un legislador (67 a 66). El Partido Pachakutik, que reúne a los pueblos originarios y apoyó la candidatura de González, es –muy lejos de aquellas dos–, la tercera fuerza en la Asamblea Nacional, con nueve miembros. No es un escenario fragmentado que le hubiera permitido cooptar aliados al oficialismo, pero sí de difícil convivencia con la oposición.
La campaña electoral que llevó a Noboa a extender su gobierno a seis años estuvo contaminada por la violencia, las fake news, el hostigamiento permanente a Revolución Ciudadana y su candidata, que denunció un cambio abrupto a su custodia personal días antes de los comicios.
La extranjerización del país es muy posible que se multiplique si se ratificara el resultado de la votación y más allá de un improbable recuento. El joven presidente de 37 años planteó ante el Congreso la necesidad de eliminar el artículo 5 de la Constitución de 2008. Es el que impide el establecimiento de bases militares extranjeras en Ecuador. El Comando Sur de EE.UU. también festeja. En las islas Galápagos ya hizo pie. En diciembre de 2024, el Consejo de Gobierno del archipiélago aprobó un proyecto de seguridad que contempla la cooperación con las Fuerzas Armadas estadounidenses.