27 de mayo de 2015
La designación de Ayalet Shaked como ministra de Justicia abrió más espacios de poder para la ultraderecha israelí. La joven ingeniera defensora de los colonos llegó al Gobierno tras liderar iniciativas como la de establecer un estado judío, expulsar a los africanos que buscan radicarse y penalizar a las organizaciones que critican las operaciones militares de Tel Aviv. Sin embargo, es más conocida por su apología del genocidio contra el pueblo palestino. En su momento declaró: «Toda guerra es entre dos pueblos, y en toda guerra el pueblo que empezó la guerra, todo ese pueblo, es el enemigo. Una declaración de guerra no es un crimen de guerra. Responder con guerra ciertamente no lo es». Para ella, Israel no debería distinguir entre combatientes y población civil «sin la que no podrían emprender sus acciones», incluyendo «ancianos y mujeres». Shaked, quien era resistida tanto por el premier como por su partido, será la encargada de gestionar los vínculos entre el Parlamento y el Tribunal Supremo, al que pretende quitarle gravitación por considerarlo «intervencionista y de izquierdas».