22 de febrero de 2017
El ministerio de Justicia de Nueva Zelanda anunció que permitirá eliminar de los registros las condenas por homosexualidad. Su titular, Amy Adams, declaró que el Estado «nunca podrá deshacer por completo el impacto en la vida de los afectados» pero que, con esta medida, se «eliminarán estigmas y prejuicios» y las víctimas «serán tratadas como si nunca hubieran sido condenadas». Se calcula que unos 1.000 hombres podrán solicitar que se les aplique este mecanismo que surgió poco después de que Reino Unido perdonara a 49.000 homosexuales y bisexuales condenados por su condición. Adams aclaró que no habrá ningún tipo de reparación económica, lo cual produjo rechazo en la comunidad. Bill Logan, uno de los principales activistas por la despenalización de la homosexualidad, algo que recién ocurrió en 1986, dijo que el gobierno debe algo más que una disculpa y reflexionó: «Se arruinó la vida de muchos que no podían conseguir trabajo y estaban desocupados por años. Siempre pueden encontrar dinero para rescatar a los bancos cuando colapsan pero no para las deudas sociales reales con personas a las que se le produjeron daños».