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«El que tiene miedo es Bolsonaro»

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Gustavo Veiga - Desde San Pablo

Aliado de Lula, coordina la campaña del PT y fue el candidato a diputado más votado en San Pablo. De la pesadilla del actual Gobierno al desafío del balotaje.

Análisis. Boulos en el local de campaña del Partido Socialismo y Libertad (PSOL), en San Pablo. En primera vuelta consiguió más de un millón de votos.

Foto: Leandro Paiva/Divulgação

Guilherme Boulos no es solo un aliado clave de Lula en el amplio frente que se armó para terminar con la pesadilla política, social y sanitaria que representa Jair Bolsonaro. Además, cumple la función de coordinador de campaña del PT y las fuerzas que lo respaldan en el distrito electoral más grande del país: San Pablo. En la primera vuelta fue el candidato a diputado federal más votado entre los paulistas. Sacó 1.001.472 sufragios. Camino al segundo turno del 30 de octubre, se fijó como objetivo bajar el abstencionismo que superó los 32 millones de votos. El 20% del padrón, el porcentaje más alto desde los comicios de 1998. Por eso va y viene por esta ciudad, su periferia y el interior del Estado. No descansa y tiene un motivo de peso para hacerlo.
-¿Cuál es su estrategia ahora?
-Lula tiene 6 millones de votos más que Bolsonaro. Nosotros estamos al frente. Debería ser una hecatombe para que ese «cara» consiga revertir la diferencia e incluso hay margen para sacar más ventaja si la gente se organizara para poner los pies sobre la tierra. Tenemos que hacer lo que debe ser hecho. Es muy importante en este momento la tranquilidad, no quedarnos lamiendo las heridas de la expectativa que teníamos y seguir. Porque son veinte días decisivos en nuestras vidas. Hay que empezar a posicionarse en las redes sociales, no quedarnos en una discusión estéril y no preguntar qué pasó en la primera vuelta.
-¿Usted plantea mirar hacia adelante y dejar atrás la desazón que provocó no haber ganado de manera definitiva el domingo 2?
-Es el momento de despertar por completo el espíritu de las calles y concientizar a la gente de ir a las urnas para derrotar al bolsonarismo. Hay que respirar un poco, pasó la resaca de aquel domingo y ahora se precisa organizar el discurso, el camino para que la gente se fortalezca y crear esa onda de Lula en el segundo turno. Nosotros no tenemos miedo. El que tiene miedo es Bolsonaro, que está detrás en las encuestas y sabe que lo arrestarán si pierde las elecciones.
-El apoyo de Simone Tebet y Ciro Gomes a la candidatura de Lula, con el porcentaje de votos que sacaron en el primer turno, ¿es decisivo para ganar?
-Prácticamente sí. Para igualar eso, Bolsonaro tendría que llevarse el voto de todo el mundo que votó por una tercera opción, es impracticable. Porque Ciro ya declaró el apoyo a Lula, Tebet hizo lo mismo y la tendencia es que esos votos van a ir, la mayoría, para Lula. Hasta porque ya hubo una migración de votos a Bolsonaro que explica su crecimiento en la recta final de la primera vuelta, que fue el voto útil que salió de ahí. Entonces, seis millones de votos es mucha cosa. La perspectiva daría más electores, una ventaja fuerte en el segundo turno y tenemos la abstención, que fue mayor en los sectores populares, como pasa siempre. La abstención del primer turno fue una de las más altas. Entonces necesitamos enfocarnos en esos electores que no pensaron en Lula como primera opción, traerlos y trabajar para reducir la abstención.
-¿Le teme a cierto pesimismo en las fuerzas progresistas posterior a la primera vuelta?
-Debemos tener un poco de cuidado con el clima que se está creando en nuestro campo, en el campo democrático, de izquierda, progresista, en fin, el que apoya a Lula y está en contra de Bolsonaro. Es claro que quería ganar en el primer turno y se creó una expectativa. Las encuestas mostraban que era posible y todo eso. Pero no es porque no obtuvimos la victoria definitiva que está todo en peligro. Hay que analizar fríamente los resultados y no solo por la expectativa que se tenía en base a los hechos, cómo fue la votación, para que la gente entienda mejor los desafíos que va a tener de aquí en adelante.
-¿Cuál es su evaluación de estos cuatro años de Bolsonaro en la presidencia?
-Va quedar en los libros como el peor Gobierno de la historia republicana de Brasil. Sobre eso no hay duda, porque fue el peor en varios aspectos. Desde el punto de vista político democrático porque ha destrozado las instituciones, la relación con el Parlamento y con el Poder Judicial. Hace amenazas todos los días, cuestiona el sistema electoral por el cual él mismo fue electo. Habla a favor de la dictadura y del golpe. Pero también fue el peor en lo social. Porque nosotros tuvimos gobiernos extremamente crueles en nuestra historia, aunque el de Bolsonaro logró algo único en el mundo que fue devolver el país al mapa del hambre. Ninguna nación que había salido del mapa del hambre de la ONU volvió después. Brasil es el tercer mayor productor de comida del mundo y tiene 33 millones de personas con hambre.
-Lula usó varias veces el adjetivo genocida para referirse a él o a su política. ¿Está de acuerdo?
-Bolsonaro es especialmente siniestro, macabro y por eso estoy de acuerdo perfectamente con la calificación de genocida. Se ha discutido muchísimo eso en Brasil en los últimos tres años, lo de aplicarle el término genocida. Genocidio significa muertes en masa, intencionales. Y fue justamente lo que ha pasado en Brasil. En 2021, por primera vez, el país tuvo una tasa de crecimiento poblacional negativa por las muertes de la pandemia. Si el presidente y su ministro de Salud pusieron la estructura del estado brasileño para ser aliados del virus, hubo un genocidio en Brasil.
-¿Qué políticas reivindica del PT de sus años de gobierno y cuáles no?
-Algunas fueron destacadas en los períodos de Lula y Dilma. El aumento del salario mínimo progresivo fue significativo, la política de ampliación de las inversiones públicas en obras como Mi Casa, Mi Vida y en programas sociales como Bolsa Familia, o la expansión de las universidades públicas, todo eso. El foco en el combate al hambre. Entre los negativos hay temas que no fueron tocados y ahora es necesario hacerlo. Una reforma tributaria progresiva, que no estuvo en la agenda de gobierno del PT y es esencial para Brasil. Va a ser necesario tocar privilegios y cobrarle más impuestos a los millonarios, tocar los dividendos de los bancos. Para mí ese es un tema clave.
-¿Cuál cree que será el legado de Lula?
-Hablé con él hace unas pocas semanas y me dijo lo siguiente: «Yo no necesitaba ser presidente de nuevo. Tengo 76 años y mi biografía ya fue resuelta porque todos mis juicios han sido anulados. Si decidí ser candidato otra vez es porque quiero y necesito hacer más de lo que hice en los otros gobiernos». Yo le creo y espero firmemente que sea una conclusión marcada por los intereses populares. Pienso que Lula va a pasar a la historia como el mayor liderazgo popular de la historia de Brasil.
-En la primera vuelta usted superó a Eduardo Bolsonaro en San Pablo, que perdió casi un millón de votos. Pese a eso, ¿cree que el clan familiar puede derivar hacia una especie de fujimorismo como sostienen algunos analistas?
-Es posible. Pero creo que también es posible que el futuro de Eduardo Bolsonaro sea la cárcel. Bien posible. Porque hay una serie de crímenes de la familia Bolsonaro, que no es solamente una familia de personas políticas. Es casi una mafia. Cometieron crímenes de todos los tipos: financieros y también con víctimas fatales como Marielle Franco.

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