23 de junio de 2015
Hace poco menos de un año Turquía eligió presidente a Tayyip Recep Erdogan luego de haber sido primer ministro durante más de 11 años. Su partido reivindica el Islam y es el primero que llegó al poder cuestionando los fundamentos de la República laica creada en 1923 por Kemal Ataturk. El Partido por la Justicia y el Desarrollo (PJD) de Erdogan gobernó con mayoría propia en el Parlamento unicameral de 550 diputados hasta las elecciones del 7 de junio, en que perdió dicha mayoría. A diferencia de otros países donde la presencia de numerosos partidos en el Parlamento impide gobiernos estables, en Turquía hay pocos, ya que el sistema electoral pone numerosas trabas y para tener diputados se necesita más del 10% de los votos, una barrera difícil de trasponer.
En esta ocasión el PJD consiguió apenas el 40% de los votos, un porcentaje similar a la suma de votos de dos partidos de corte nacionalista laico. La gran sorpresa fue que el Partido Democrático del Pueblo (PDP) consiguió más del 13% de los votos y 80 diputados. Esta agrupación de izquierda cuenta con el apoyo de una parte de la minoría kurda que representa cerca del 15% de la población. Desde la fundación del Estado en 1923 los kurdos tuvieron dificultades para preservar su identidad y serios conflictos con el poder central, agravados por la presencia de grupos guerrilleros que buscaban la independencia de las regiones del este fronterizo con Siria, Irán e Irak. En diversas oportunidades hubo representantes kurdos en el Parlamento turco, aunque muchos fueron perseguidos por levantar las consignas de la liberación nacional.
El PDP plantea hoy la integración de los kurdos con plenos derechos nacionales en sintonía con las posturas del líder histórico de la guerrilla turca Abdulla Ocalan, preso desde 1999. Habrá que ver cómo reacciona Erdogan ahora que perdió la mayoría parlamentaria y tiene que destrabar un conflicto que existe en Turquía desde su nacimiento.