11 de junio de 2014
El gobierno y los empresarios japoneses no tomaron nota de los crecientes niveles de protesta en las grandes industrias asiáticas. Trascendió que planean reformar las leyes para establecer 40 horas de trabajo semanales sin que se abonen horas extras. Los sindicatos respondieron con manifestaciones en 47 prefecturas y denunciaron la creación de un sistema que sólo pagará «por rendimiento», dejando de lado algunas conquistas básicas como los diferenciales por horas nocturnas o días feriados. El premier Shinzo Abe declaró que no buscará imponer esto a todos los asalariados, sino a «un número limitado con habilidades altamente profesionales», que incluso tendrían la posibilidad de aceptar o no. Sin embargo, su gestión está preparando más ajustes para el plan de crecimiento que requiere, según Abe, «mayor flexibilidad respecto de los horarios laborales» para «evaluar a los empleados en base a sus logros».