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Jaque al derecho al aborto

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Victoria Aranda

Trascendió el borrador de un fallo que amenaza el acceso a la interrupción del embarazo. ¿Puede extenderse la lucha latinoamericana al país del norte?

La ola verde. El color y los símbolos de la lucha por el derecho al aborto, en Washington Square, Nueva York.

AFP

La filtración de un borrador que lleva la firma de Samuel Alito, juez de la Suprema Corte de los Estados Unidos, y que cuestiona el derecho a abortar, alerta al movimiento feminista, a los colectivos LGTB+ y a todo el progresismo local en general. La medida pone en jaque el derecho al aborto y, con él, a otros derechos individuales.
Tal como dio a conocer a principios de este mes el medio Politico (politico.com), en ese borrador el magistrado se expide sobre la sentencia del caso «Roe vs. Wade», que desde hace casi cinco décadas basa el derecho a abortar en el respeto a la vida privada. «Está infundado desde el inicio», escribió el juez Alito acerca del fallo, remarcando que el derecho «no está protegido por ninguna disposición de la Constitución». 

Retrospectiva
En 1973, el mismo año en que Henry Kissinger firmaba el cese de hostilidades con Vietnam y Bob Dylan presentaba A Fool Such as I, la Corte Suprema de Justicia local, en una decisión de 7-2, reafirmó la legalidad del derecho de una mujer a practicarse un aborto.
La decisión correspondió al caso de Norma McCorvey –conocida en su demanda con el seudónimo de «Jane Roe»–, quien quería abortar pero vivía en Texas, donde el procedimiento era ilegal, excepto para salvar la vida de la mujer embarazada.
Dos abogadas recién recibidas, Sarah Weddington y Linda Coffee, presentaron una demanda ante un tribunal federal contra el fiscal del distrito, Henry Wade, alegando que las leyes antiabortistas estaduales eran inconstitucionales. Tres jueces fallaron en su favor, pero el Estado de Texas apeló ante la Corte Suprema de Estados Unidos.
En el año señalado, el máximo Tribunal emitió su decisión sosteniendo que la Decimocuarta Enmienda constitucional proporciona un derecho a la intimidad que, a la vez, es el que protege el derecho de una mujer embarazada a elegir si quiere o no abortar. La enmienda no hace referencia a derechos particulares, pero, según destacan los juristas, prohíbe al Estado «privar a una persona de su vida, de su libertad o de los bienes sin un proceso jurídico regular».
Lo último es la verdadera clave del fallo porque, según esta decisión, la mayoría de las leyes contra el aborto en los Estados Unidos violaban el «derecho constitucional a la privacidad bajo la cláusula del debido proceso», lo que obligó a modificar todas las leyes federales y estatales que proscribían o que restringían el aborto y que resultaban contrarias a la nueva sentencia.

Perspectiva
En otro caso menos conocido, «Planned Parenthood vs. Casey», la Suprema Corte ratificó la sentencia anterior en relación con la privacidad y el debido proceso, aunque modificó las condiciones establecidas para realizar la intervención, por ejemplo, el marco trimestral. Todo así hasta el día de hoy. «El aborto presenta una profunda cuestión moral. La Constitución no prohíbe a los ciudadanos de cada estado regular o prohibir el aborto», expuso Alito en el documento que según Politico expresa la opinión del tribunal de mayoría conservadora. Y entonces, ¿ahora qué? ¿Se avecinan decenas de miles de litigios? ¿Comienza la puja por una ley, inexistente hasta este momento? ¿Cabe la posibilidad de que la lucha latinoamericana se extienda al país de Norteamérica? ¿Se viene una nueva marea verde con epicentro en Nueva York? 
Vayamos por partes. En principio, «se tratará del Congreso, las cámaras estatales, la boleta electoral… es un ataque de múltiples frentes», aseguró Alexa Kolbi-Molinas, abogada principal del Proyecto de Libertad Reproductiva de la Unión por las Libertades Civiles, citada por el mismo medio que sigue el tema, en referencia a lo que vendrá. «Pero reuniremos todos los argumentos legales que se nos ocurran», agregó acerca de los caminos a seguir para defender el derecho.
En relación con el escenario judicial, María Alicia Gutiérrez, socióloga, periodista e integrante fundadora de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, contextualiza políticamente, indicando que habrá que prestar atención a lo que sucede en las cortes estaduales, de mayoría conservadora. «Esa ha sido la gran herencia de Donald Trump», señala, en modo irónico, advirtiendo asimismo sobre la influencia de las iglesias pentecostales y grupos reaccionarios del catolicismo y su estrategia armada desde los 70. «Son profundamente conservadores y no son un chiste. Ellos amenazan a cualquier tipo de progresismo, no solo a la sexualidad», subraya.
«Los feminismos nacen internacionales. Las redes se van armando, como somos nosotras, con el boca a boca, como sucedió con Uruguay, que fue pionero, con Chile, con Colombia, que se extendió por América Central y el Caribe. Desde 2017, ha habido acciones de apoyo con compañeras de Estados Unidos», responde Gutiérrez cuando el interrogante es acerca de la acción de las militantes latinoamericanas y la falta de fronteras para las luchas colectivas.
En este mismo sentido, la socióloga hace un repaso cronológico, hilvanando la historia del pañuelo verde, convertido «en expansión, en marea verde. Un pañuelo que es el de las Madres, que es un significante, que nosotras usamos en el cuello y que en 2018 estuvo presente frente a diversas embajadas, en Londres, en la Puerta de Brandeburgo en Berlín y en Nueva York. Un pañuelo que significa cambiarlo todo, y no solo lo referido al aborto». 
Mientras buena parte de la prensa local estadounidense hace hincapié en la filtración –¿estará Hollywood buscando guionista?– en lugar de enfocarse en lo que dice el fallo, el mismo Joe Biden advierte que en caso de que el borrador se convierta en sentencia no es solo el derecho a abortar sino mucho más lo que hay en juego: «Son todas las decisiones sobre la vida privada de los estadounidenses –el matrimonio igualitario, por caso– y una serie de otros derechos».