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La paz está muy lejos

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La actual invasión israelí a la Franja de Gaza plantea numerosos interrogantes y algunas respuestas. No queda claro el objetivo militar del gobierno de Benjamin Netanyahu. ¿Destruir al Movimiento de Resistencia Islámico (conocido por su siglas, Hamas)? Israel no pudo destruirlo mientras ocupó Gaza entre 1967 y 2005 y tampoco cuando invadió en diciembre de 2008. Cuesta creer que hoy lo logre bombardeando población civil. Hamas no es sólo una organización militar, tiene profundas raíces sociales y por eso ganó las elecciones a la Autoridad Nacional Palestina en 2006.
¿Ocupar la Franja de Gaza en su totalidad y luego retirarse? Esto lo plantean algunos ministros y parlamentarios israelíes, aunque el costo en vidas humanas propias sería muy alto. ¿Expulsar a los palestinos de Gaza? Esto es lo que propone Moshé Feiglin, un parlamentario del Likud, el partido de Netanyahu. Primero reconquistarla, anexarla para siempre y, finalmente, poblarla de judíos.
Las preguntas no son retóricas ya que forman parte del debate que hay dentro del gobierno israelí, donde Netanyahu aparece como un moderado frente a otros ministros más cercanos al pensamiento de Feiglin. El objetivo del actual gobierno israelí es consolidar su fuerza militar y política sin avanzar en un proceso de paz con los palestinos en los términos planteados en los Acuerdos de Paz de 1993. Esto no es casual. En su momento Netanyahu rechazó lo firmado por el primer ministro Itzjak Rabin porque implicaba la retirada de gran parte de Cisjordania, que consideran parte integral de Israel.
Si el problema fuera Hamas, el gobierno israelí habría avanzado en las negociaciones con el presidente Mahmud Abbas para aislar a este movimiento como en 1999 cuando la mayoría de los palestinos apoyó la paz que impulsó su líder Yasser Arafat. Pero también las negociaciones con Abbas están estancadas. Entonces cabe preguntarse, ¿qué busca Netanyahu al invadir Gaza?