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López Obrador deja su sello

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Ricardo Gotta

El presidente concluye su mandato y abandona la política. Como legado presentó un proyecto de reforma constitucional, Cuarta Transformación, que incidirá en el próximo Gobierno.

AMLO. Presentó 20 proyectos que modificarían 51 de los 136 articulados de la Carta Magna.

Foto: NA

Un trazo que convierte a los políticos en estadistas es su legado. Andrés Manuel López Obrador va por los 70 años. Durante toda su vida participó en política. Cobró notoriedad a fines de los 80, tras la crisis en el Partido Revolucionario Institucional (PRI), donde militaba. Participó de la génesis del de la Revolución Democrática (PRD), con el que llegó a gobernar el Distrito Federal. Luego creó el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y desde el 1° de diciembre de 2018 es el presidente de México.
El mandato es de seis años, sin reelección, pero AMLO no solo dejará el Gobierno sino la política. «No hay que apegarse al poder», reitera respecto de su retiro público que confirmó hace meses al advertir que su administración «sentó las bases» para el desarrollo del país y «revolucionó las conciencias». Ahora avanza hacia el futuro: 20 nuevas leyes para la construcción de una nueva Constitución. Su herencia indeleble.
A partir del 1° de octubre próximo, México tendrá una presidenta mujer. Todas las encuestas indican que el 2 de junio será electa Claudia Sheinbaum, política y científica de 62 años, candidata del Morena, hoy alcaldesa del DF. Sube en las preferencias y le lleva al menos 10 puntos de ventaja a la ingeniera Bertha Xóchitl Gálvez, de 61, del Frente Amplio (PAN, PRI, PRD) que corre por derecha al Gobierno. Lejos de ambas va Jorge Álvarez Maynes, candidato del Movimiento Ciudadano, a la izquierda del oficialismo.
AMLO aprecia los símbolos. Acompañado en el estrado solo por su esposa, Beatriz Gutiérrez Müller (no es primera dama porque su marido suprimió el término al iniciar su sexenio), eligió el 107° aniversario de la Constitución de 1917: presentó 20 proyectos (18 reformas constitucionales y dos legales) que modificarían 51 de los 136 articulados de la Constitución actual. Una propuesta de enorme peso político. La deberían votar los dos tercios de la condicionada nueva Cámara que se elija en junio. Mientras que la nueva presidenta asumirá recién en octubre, en el mejor de los casos, AMLO no tendrá tiempo material para implementar su reforma.
Pero en la jugada, impuso la plataforma electoral no solo de su candidata sino de la oposición. En México se huele la influencia de Aleix Sanmartín, experto en Comunicación Política, cercano al español Pedro Sánchez. Ya trabajó mucho con AMLO y dicen que lo sigue haciendo.

La gran reforma
La propuesta causó gran polémica. «Son distintas y contrapuestas a las reformas que se aprobaron en todo el período neoliberal, en los últimos 36 años; pero no se reformaron artículos para procurar justicia sino con fin de lucro y desprecio por las mayorías», afirmó AMLO. La suya supone un cambio radical en diversas materias. Por caso, desafía al Poder Judicial: propone que jueces y ministros sean designados por voto popular, reduce la Corte (de 11 a 9 miembros) y el período de sus mandatos (de 15 a 12 años); suprime la pensión vitalicia.
También provoca al poder político: achica las dos Cámaras (de 500 a 300 diputados y de 128 a 64 senadores) como así también la cantidad de autoridades municipales; elimina las candidaturas plurinominales.
Su reforma conlleva la reducción de la jornada laboral a 40 horas semanales y ata aumentos de salarios a la inflación; mejora la situación de los campesinos a través de «un jornal justo y permanente»; le pone coraza a los programas sociales para jóvenes (Construyendo el Futuro) y adultos mayores (Sembrando Vida), además de llevar las jubilaciones al 100% del último sueldo y la creación de un «fondo semilla» que debería reparar los perjuicios por las reformas laborales de 1997 y 2007, a las que calificó de «antilaborales y neoliberales».
También blinda el sistema gratuito de asistencia médica, el apoyo universal para discapacitados y las becas estudiantiles. Promueve el acceso generalizado a internet garantizado por el Estado, pero ya la oposición saltó ante la eliminación del Instituto de Transparencia, Acceso a la Información Pública y Protección de Datos Personales y le achacan querer encubrir información sobre el gasto público, ocultar la corrupción y contratos fantasmas, por caso. Así como ponderan el «retiro parcial de fueros» a funcionarios.

Sheinbaum. La candidata de Morena es una científica de 62 años y actual alcaldesa del DF.

Foto: Getty Images

Introduce la prohibición del maltrato animal, la ampliación de la red ferroviaria y cuestiones de política ambiental: prohíbe el maíz transgénico y el fracking; impide otorgar concesiones mineras a cielo abierto; respeta las zonas con escasez de agua; impide el comercio de drogas químicas como el fentanilo.
Reconoce a los pueblos indígenas y afromexicanos como sujetos de derecho y les dota de «personalidad jurídica» para que tengan injerencia en el Presupuesto respecto de obras. AMLO enfatizó: «Son los habitantes más antiguos y sin embargo los más olvidados de México». Propone que el Estado aumente su control sobre la Guardia Nacional para «evitar que se corrompa como la antigua Policía Federal». Procura «convertir en política de Estado la austeridad republicana» y volver a redactar «con mayor claridad y contundencia» el artículo 127 constitucional con «el principio de que ningún servidor público de los tres poderes gane más que lo que percibe el presidente».

Cuarta T
Irene Levy, del influyente estudio Observater, calificó el paquete de reformas como «autoritario». Los medios de prensa, en general, adoptaron similar postura, la cual representa al establishment. Por el contrario, Lorenzo Francisco Meyer, otro consultor sumamente prestigioso más allá de que su hijo sea funcionario del Gobierno, sorprendió con un encendido elogio sobre el «cambio de régimen» que le confiere «independencia a los poderes» y «combate la corrupción y la impunidad». Los sectores progresistas elogiaron el megaproyecto. Un medio argentino parangonó el paquete con la ley Ómnibus de Javier Milei, aunque reconociendo su carácter progresista. Y la propia Claudia Sheinbaum adhirió fervientemente a la presentación: «Vamos a darle continuidad a la Cuarta Transformación».
La bautizada «Cuarta T» ya se hallaba entre los fundamentos de la fundación de Morena (2011). AMLO la explicó en detalle durante su campaña por la presidencia en 2018. En México se considera que el primer movimiento transformador fue el de la Guerra de la Independencia (1810-21) encabezado por Miguel Hidalgo y José María Morelos contra el régimen colonial de 300 años, que concluyó con la abolición de la esclavitud. El segundo, la Guerra de Reforma (1858-61) encabezada por el presidente Benito Juárez, quien separó la Iglesia de un Estado al que le dio sustento constitucional y nacional. La tercera, La Revolución liderada por Francisco Madero y Emiliano Zapata, contra la dictadura de más de 30 años de Porfirio Díaz, que decantó en la promulgación de la Constitución de 1917.
Esta Carta Magna es la que pretende reformar el mandatario tabasqueño, quien en varias ocasiones calificó a Benito Juárez como «el mejor presidente en toda la historia». AMLO mira esa historia, maneja con puño firme el presente y marca la cancha hacia el futuro. La de las dos candidatas. La de todo México.

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