25 de abril de 2019
Tailandia. Pancartas contra las ejecuciones. (Gacad/AFP/Dachary)Las ejecuciones por condenas a pena de muerte registraron la cifra más baja de la última década con 690 casos en 2018, un 31% menos en relación con el año anterior. Así lo reveló el estudio global que realiza Amnesty International en forma anual, destacando una tendencia mundial hacia la abolición del castigo más extremo, teniendo en cuenta que, en el período anterior, también hubo una merma, aunque solo del 4%. En contrapartida, el informe –no incluye a China, dado que esta nación evita difundir cifras por considerarlas secreto de Estado– sostiene que hubo países donde se detectó un incremento de las ejecuciones, entre ellos, Estados Unidos, Japón, Singapur y Sudán del Sur, a lo que se añaden otros datos negativos: Tailandia volvió a aplicar el castigo después de 9 años, mientras que el presidente de Sri Lanka, Maithripala Sirisena, manifestó su intención de reimplantar las ejecuciones después de 40 años. El secretario general de Amnesty, Kumi Naidoo, sostuvo: «Lenta, pero firmemente, se va forjando un consenso internacional respecto de poner fin a la pena de muerte». En América, según Amnesty, EE.UU. fue el único país en aplicar la pena capital en la última década.