Mundo | LA HISTORIA DE RICARDO MANDUJANO

Por la razón o por la fuerza

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En septiembre, aunque el viernes 15, también se cumplirán 50 años de la detención del ingeniero Ricardo Mandujano. Aquella noche fue llevado a una comisaría del sur de Santiago, interrogado y torturado por primera vez. Al día siguiente fue trasladado a otro centro clandestino más grande, el Estadio Nacional de fútbol. Miles fueron asesinados en el frío cemento de ese chupadero. Mandujano, no: resultó liberado, aunque sufrió nuevas detenciones en 1985 y 1986. Sobrevivió. Hace pocos días una jueza, Jacqueline Dunlop, condenó al Estado chileno a indemnizarlo con 65 millones de pesos (unos 80.000 dólares).
En ese estadio, por caso en la mítica Puerta 8, uno de los ingresos a las celdas clandestinas, hay carteles alusivos. Dice uno: «Un pueblo sin memoria es un pueblo sin futuro». En un acceso al estadio queda, algo descolorido, un escudo chileno: una vez este periodista se paró ante él y sintió un escalofrío al leer que debajo del huemul, el cóndor y la estrella, hay una frase: «Por la razón o por la fuerza».
A ocho kilómetros de allí se encuentra el viejo Estadio Chile, donde Víctor Jara fue asesinado a balazos el 16 de septiembre. También hace 50 años. Desde 2003 lleva su nombre. Poco antes, otro trovador, Pablo Milanés, había cantado allí: «Yo pisaré las calles nuevamente…».

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