1 de octubre de 2025
La primera presidenta mujer de México delineó un estilo propio y mantiene una alta popularidad al darle continuidad al proyecto del partido Morena. La amenaza Trump y la seguridad, los grandes desafíos de su gestión.

Firmeza. Conferencia de la mandataria en el Palacio Nacional, el 23 de septiembre.
Foto: Getty Images
Hace un año, Claudia Sheinbaum alcanzaba, con 36 millones de sufragios, el récord de presidenta más votada en lo que va del siglo XXI. Con su contundente triunfo, se convirtió en la primera presidenta mujer en la historia de México. Lo logró por su destacada gestión como jefa de Gobierno de la Ciudad de México (2018-2023), y el espaldarazo de popularidad que le transfirió su mentor, el expresidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Tal es así que una pregunta sobrevoló en las coberturas de la ceremonia de posesión, el 1 de octubre de 2024: ¿Logrará construir un liderazgo propio?
«Sheinbaum, en apenas un año, logró definir su estilo y despejó todas las dudas», señala la periodista mexicana Ana Luna Aguirre, de Radio Educación a Acción, y añade: «Su éxito se debe a que continúa con las políticas sociales que benefician al pueblo y que sacaron a tanta gente de la pobreza». Los datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) le dan la razón: si se suma el sexenio de AMLO (2018-2024) y lo que va del Gobierno Sheinbaum se observa que la pobreza disminuyó 12,3%. Las siderales estadísticas mexicanas requieren detalle: la pobreza, que durante el Gobierno de Enrique Peña Nieto (2012-2018) había trepado al 41,9%, bajó al 29,6% con los Gobiernos de MORENA. De modo que, en siete años, más de 13 millones de personas salieron de la pobreza.
«Sheinbaum es la continuidad, pero con estilo propio: el gran cambio está en que junto con ella llegamos todas las mujeres», agrega Aguirre. Se refiere al discurso de posesión. Aquel día, frente a un Congreso Federal, cuyas bancas de diputados y senadores se reparten casi por mitades iguales entre ambos sexos, la flamante presidenta remarcó: «Es tiempo de trasformación… y es tiempo de mujeres».
Legado y nueva hegemonía
López Obrador es un líder carismático. Fundó MORENA en 2011 y ganó las presidenciales de 2018 con la promesa de una «Cuarta Transformación» que vendría a completar otras tres: la Guerra de Independencia (1810-1821), la Guerra de Reforma (1858-1861) y la Revolución Mexicana (1910-1917). Sheinbaum es su delfín político. Cuando cumplió sus primeros 100 días de mandato, la presidenta salió a la histórica Plaza del Zócalo y, frente a 350.000 personas, enfatizó que su Gobierno es «el segundo piso de la Cuarta T». Pero, ¿cuánta de su legitimidad es propia y cuánta es heredada?
El politólogo y especialista en políticas públicas José Del Tronco Paganelli explica a Acción que, «con mucha prudencia y templanza, Sheinbaum está logrando un estilo propio: posee una legitimidad de origen, pero su desafío es lograr, con el tiempo, una legitimidad de resultado. De modo que, independientemente de si los votos son propios, Sheimbaum tratará de legitimarse a través del ejercicio del cargo».
Del Tronco, quien nació en Argentina y se radicó en México hace 23 años, está trabajando en un libro sobre los Gobiernos de MORENA. A la pregunta sobre pugnas dentro del morenismo entre sectores «claudistas» y «puros», responde con un dato de la cultura política: «México tiene una fuerte tradición institucional. Cuando hay recambio, el que manda es el nuevo presidente, porque es quien reparte el pastel. AMLO es un líder muy carismático y digitó la candidatura de su sucesora, pero creo que es solo cuestión de tiempo para que se imponga la cultura y se consolide la hegemonía Sheinbaum».

Traspaso de mando. López Obrador le entrega la banda presidencial a Sheinbaum, el 1 de octubre de 2024.
Foto: NA
Injerencia externa
Pero el principal reto de este primer año no provino del frente interno, sino del externo. Desde que Donald Trump volvió a la Casa Blanca amenazó reiteradas veces a la soberanía mexicana: en enero declaró como «organizaciones terroristas» a seis carteles narcotraficantes mexicanos (entre ellos Sinaloa y Jalisco Nueva Generación); en julio anunció un arancel del 30% como retaliación, por entender que México no hacía «lo suficiente» para frenar al narco; en agosto autorizó al Pentágono para que utilice la fuerza militar contra los carteles de droga latinoamericanos; incluso la DEA anunció, esos días, un «plan bilateral» para acabar con la red de «guardianes de los carteles», lo que reavivó el temor a una intervención militar gringa. La respuesta de Sheinbaum fue negar el acuerdo y asegurar: «Cooperamos, colaboramos, pero no nos sometemos».
La internacionalista Adriana Sletza Ortega Ramírez evalúa el estilo negociador de Sheinbaum como «hábil e inteligente» para enfrentar con estrategia las injerencias del norte: «Sheinbaum sabe que, en cualquier momento, Estados Unidos puede violar el territorio mexicano con el pretexto del combate a las organizaciones criminales. Por eso es que ella insiste en sus discursos con el respeto a la soberanía». Ortega es profesora de relaciones internacionales en la Universidad Autónoma de Puebla. En diálogo con Acción, sostiene que México no es inmune a la presión estadounidense: «Los Gobiernos de MORENA debieron ceder en sus políticas originarias de atención y regularización de migrantes, para implementar políticas reactivas, en las que ya se presentaron casos de abuso por parte de la fuerza pública».
El otro gran desafío de la presidenta se vincula con el problema de la seguridad. Según el Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas (RNPED), en los últimos tres años se registraron más de 2.000 desapariciones: una práctica común del crimen organizado. Como contrapartida, los homicidios se redujeron en un 25%, se registraron 200.000 personas detenidas en delitos de alto impacto y se destruyeron 800 laboratorios de drogas ilegales. Pese a presentar un plan de seguridad hace casi un año, con logros visibles, Sheinbaum enfrenta las demandas de la ciudadanía en este tema, si se considera que casi la mitad de la población percibe todavía la inseguridad como el principal problema de México, de acuerdo a un relevamiento realizado por la consultora Enkoll para el diario El País y W Radio.
En ese marco, desafiantes son las cifras que plantean los problemas mexicanos, pero contundentes son, al mismo tiempo, los resultados y la popularidad de Sheinbaum en su primer año de Gobierno.