Opinión | A fondo

A 100 años de dos gestas democráticas

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Reforma. Marcha de estudiantes universitarios en Córdoba en 1918. (Télam)

El movimiento que en 1918 se inició con la lucha de los estudiantes de Córdoba por la Reforma Universitaria señala el nacimiento de una nueva generación latinoamericana. El proceso de la agitación universitaria que se extendió por todo el continente acusó el mismo origen e impulso: un espíritu de cambio, de transformación social, que pasó a ser el lenguaje común de los estudiantes; es decir, la ambición de cumplir una misión histórica como generación que transitaba una época revolucionaria. También posibilitó el nacimiento de una nueva experiencia: la unidad obrero-estudiantil.
La reforma no quedó como una mera transformación en los ámbitos universitarios, sino que abogó e incidió en profundos cambios por el fin de los privilegios económicos prevalecientes, y a partir de allí dio origen a una sostenida renovación latinoamericana. Comenzaron, desde esa génesis, a fundarse las universidades populares, públicas, y el advenimiento de cátedras vinculadas con los estudios económicos y sociológicos con estrecha relación con la realidad de nuestros países.
Se incorporaron para todos los tiempos postulados fundamentales a partir de la Reforma, entre ellos:
• La participación de los estudiantes en el gobierno de las universidades.
• La implantación de la docencia libre y la asistencia libre.
• La autonomía universitaria.
• La revisión democrática de los métodos y contenidos.
• La extensión universitaria como medio de vinculación efectiva de la universidad con la vida social.
En el clima transformador de aquella década (pocos meses atrás había acontecido la Revolución Rusa), comenzaba a gestarse en Argentina, en el porteño barrio de Villa Crespo, la semilla de un amplio movimiento de cajas mutuales, de crédito y de asistencia mutua, organizadas en forma de cooperativas. Es así como el 2 de febrero de 1918 se funda la Primera Caja Mercantil, que da inicio a una vasta red de cajas de crédito, de fuerte inserción popular, que incorporaron un sentido cooperativista comprometido, democrático e internacionalista. En definitiva, alumbraba el así llamado movimiento cooperativo de carácter transformador. Nacía un vasto movimiento que conformaría una extensa red de cajas de crédito, posteriormente bancos cooperativos, que sostuvieron el modelo de gestión y los principios y valores fundacionales.
En la última centuria, tanto la universidad laica, pública y democrática concebida por los jóvenes reformistas, como el movimiento cooperativo, de carácter progresista y transformador, sufrieron severos embates, principalmente en etapas dictatoriales. Entre ellos, la Noche de los Bastones Largos, las intervenciones y la batalla por la «laica o libre», así como el ataque cerril contra la permanencia de las cajas de crédito en épocas de Onganía, y la dura etapa anticooperativista de la última dictadura, contraria a la factibilidad de los nacientes bancos cooperativos bajo el nefasto decreto-ley de Entidades Financieras del ministro José Alfredo Martínez de Hoz. Con todo, ambas expresiones democráticas y progresistas lograron mantenerse vigentes.
La semillas sembradas por los jóvenes reformistas y por los inmigrantes judíos cooperativistas de 1918 pudieron germinar sostenidamente y constituyen la esencia de la vigencia actual de los principios reformistas y cooperativistas que podemos encontrar en los primeros párrafos del Manifiesto Liminar de la Reforma, aquellos que preanuncian la utopía de los nuevos tiempos: «Hombres de una república libre, acabamos de romper la última cadena que en pleno siglo XX nos ataba a la antigua dominación monárquica y monástica. Hemos resuelto llamar a todas las cosas por el nombre que tienen. Córdoba se redime. Desde hoy contamos para el país una vergüenza menos y una libertad más. Los dolores que nos quedan son las libertades que nos faltan. Creemos no equivocarnos, las resonancias del corazón nos lo advierten: estamos pisando sobre una revolución, estamos viviendo una hora americana».
Por eso gozan de plena vigencia los postulados cooperativistas y reformistas a 100 años de aquellas gestas.

 

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