31 de mayo de 2021
La escasez de divisas es una debilidad estructural de la economía argentina que obliga al Estado a asumir un rol activo en el control de los flujos de capitales. En este sentido, una de las medidas implementadas en 2020 fue establecer lineamientos para que las empresas reestructuren su deuda externa. Surgió como respuesta al abultado perfil de vencimientos que debían afrontar en el corto plazo, derivado de que su endeudamiento con el exterior subió entre 2016/2019 en USD 19.000 millones.
Una primera etapa concluyó en marzo pasado, siendo 40 las firmas que reestructuraron sus pasivos. Pudieron acceder al mercado de cambios por el 40% del vencimiento, y el resto del capital lo refinanciaron con un nuevo endeudamiento con una vida promedio de dos años.
Este año el escenario externo para el país luce más benévolo como consecuencia de la abultada liquidación de divisas proveniente de la cosecha, la baja demanda de dólares para atesoramiento de las personas humanas y un despejado perfil de vencimientos del sector público. Ello permitió flexibilizar la normativa original elevando de USD 1 millón a 2 millones los vencimientos mensuales que deben ser reprogramados. También se anunció un Régimen de Fomento para las Exportaciones que fija que quienes concreten inversiones superiores a los USD 100 millones podrán disponer de hasta el 20% de las divisas obtenidas en las exportaciones vinculadas con el proyecto para el pago de deudas con el exterior, entre otros destinos.
Estas medidas son reflejo de cómo se va perfeccionando una administración prudente de las divisas, que tenga como objetivo garantizar la estabilidad cambiaria, a partir de regulaciones que se pueden ir ampliando para atravesar momentos de coyuntura adversos, y tornándolas más flexibles cuando la situación lo permita.