Opinión

Ezequiel Fernández Moores

Periodista

Arabia: fútbol, negocio y poder

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El último gran golpe (el fichaje por 43 millones de dólares del promisorio volante español de 21 años Gabri Veiga) fue simultáneo con una noticia devastadora: el informe de 73 páginas de Human Rights Watch sobre la matanza de cientos o miles de migrantes que querían entrar a Arabia Saudita desde Yemen.
¿Deberíamos exigirle que hablen a Cristiano Ronaldo, Neymar, Karim Benzema, Sadio Mané o Riyad Mahrez, nombres rutilantes de las decenas de estrellas de la élite del fútbol mundial que se fueron a jugar a Arabia Saudita? ¿Deberíamos exigirle que condene violaciones a los derechos humanos al pibe Gabri Veiga? (su trasferencia fue novedosa: demuestra que el oro saudí no tienta solo a los jugadores que atraviesan los últimos años de su carrera).
¿Y por qué no se lo exigimos antes a líderes políticos? Allí tuvimos primero a Donald Trump saludando calurosamente al príncipe todopoderoso Mohamed Bin Salman (MBS). Y luego a su sucesor Joe Biden, que asumió prometiendo defensa plena de los derechos humanos para terminar saludando también él al príncipe, negociar petróleo, armas e intereses geopolíticos. Lo mismo que el presidente francés Emmanuel Macron. Las potencias compiten en el maltrato a los migrantes.
Para lavar imagen, Arabia Saudita ha decidido usar al deporte. Es un recurso viejísimo. No comenzó con Qatar y su postal de mundial feliz ganado por Leo Messi, su túnica árabe y las tribunas felices que cantaban «Muchachos». Tan poderosa fue esa imagen que Arabia Saudita, patrón de la región, provocó estos meses uno de los mayores impactos en la historia del fútbol moderno, aprovechando sus petrodólares ya no para comprar otro mundial, pero sí para sacarle cracks a los clubes más poderosos del mundo.
Europa (como a nosotros nos sucede desde hace décadas) sufre hoy porque varios de sus mejores jugadores se van al exterior a ganar más dinero. ¿Pero no hicieron lo mismo clubes históricos ingleses, italianos o españoles que vendieron su propiedad a fondos de inversión de Estados Unidos? ¿No lo hizo la FIFA cuando le dio el mundial a Qatar? ¿No lo hará la propia UEFA cuando, como predicen muchos, termine acaso invitando a sus competencias al campeón de la Superliga saudí? Sus partidos ya son anunciados en medios europeos, con la correspondiente plataforma a cargo de la trasmisión. También nosotros vemos ahora un sábado a la medianoche a Leo Messi en el soccer de Miami. Leo rechazó sumarse al fútbol de Arabia. El príncipe ya lo tiene como Embajador turístico de su país.

Golpe de mercado. El portugués, en Riad, con la camiseta de All Nassr en el estadio Mrsool Park.

Foto: Getty Images

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