24 de abril de 2013
Avanza el año y el país resiste una ofensiva planificada del imperialismo financiero: la quita de los «beneficios comerciales» por parte de Estados Unidos y su rechazo a comprar carne y limones. Además de las presiones de la Organización Mundial del Comercio y la crítica a la Argentina debido a su control de importaciones, y la amenaza de los fondos buitres y del CIADI. Así intentan castigarnos por haber salido de la crisis de 2001, «rompiendo» las recetas del FMI y de las multinacionales.
Hoy quiero referirme al CIADI (Centro Internacional de Arreglos de Diferencias Relativas a Inversiones), herramienta jurídica del Banco Mundial para «arbitrar» entre gobiernos y empresas e inversores. Decir arbitrar es un chiste porque siempre sentencia –con decisión inapelable– a favor de las transnacionales. Nuestro país fue incorporado al CIADI por Carlos Menem en 1994. Junto con De la Rúa firmaron entre los dos 50 Tratados Bilaterales de Inversión (TBI), muchos de los cuales están vencidos, pero debido a «lo firmado» siguen en vigencia si los gobiernos no los denuncian. Siendo que los TBI tienen un estatus jurídico que «supera» a las leyes nacionales, lo que está en el centro mismo del debate es la cesión de soberanía por parte de Estados, a favor de las multinacionales.
Brasil no adhirió al CIADI. Ecuador, Bolivia y Venezuela ya se retiraron. Mi preocupación es: ¿por qué aún el gobierno argentino no renuncia al CIADI y recuperamos nuestra soberanía? Junto con la ley de Entidades Financieras de José Alfredo Martínez de Hoz (para cuya derogación reunimos un millón de firmas y esperamos que nuestros diputados logren sancionar la nueva ley en 2013), está también la ley de Inversiones Extranjeras, del mismo autor, fruto de la dictadura cívico-militar genocida.