9 de octubre de 2013
«Una obligación del intelectual es asumir la complejidad de lo que está en juego. Y esto implica eludir la simplificación que solicita el lenguaje mediático o el mesianismo, que sólo reconoce dos campos: el del pueblo y el de sus enemigos. No acepto que el dilema o el eje alrededor del cual deba pensar sea si esta fue una década perdida o una década ganada.»