28 de octubre de 2020
Nuevos paradigmas. Deberán convivir las formas presenciales y virtuales del arte. (Shutterstock)En el hacer cultural, el desplazamiento de lo presencial a lo virtual se produjo de manera muy acelerada. No hubo tiempos para una transición ordenada de la actividad artística. El sector independiente, estatal y privado está totalmente desarticulado. La actividad artística es hoy prácticamente inexistente y es urgente y necesario organizar una nueva cartografía nacional y federal de la cultura. Hay que volver a plantear los contratos artísticos para darle una nueva organicidad a todo el sector, con estabilidad y continuidad.
El desplazamiento de lo presencial a lo virtual ha generado una transferencia del capital simbólico, artístico y económico a las grandes empresas digitales. Hay que comenzar a replantear la forma de establecer derechos colectivos para el sector atendiendo la gran cantidad de imágenes, obras, relatos artísticos y literarios que circulan por las redes sin ningún tipo de reconocimiento al trabajo intelectual. A ello se agrega que no todos los sectores están en condiciones técnicas, de conectividad o logísticas para poder establecer en tan poco tiempo una reapropiación de las tecnologías para el trabajo artístico transitorio durante la pandemia. Al sector cultural se le presentan dos desafíos centrales: resolver la emergencia y comenzar a discutir las políticas culturales para la pospandemia. En este sentido, el Estado a través del Ministerio de Cultura ha salido a sostener económicamente con subsidios y créditos muy blandos esta emergencia. También se convoca a considerar el trabajo artístico para la pospandemia.
Por otra parte se hace necesario que el Estado regule el uso de las nuevas tecnologías y los sistemas digitales. Con el tiempo vamos a ser sociedades vigiladas por la concentración digital y todos los servicios pasarán a manejarse por las plataformas digitales: la educación online, la salud online, la cultura online, el trabajo online. Nadie discute que, una vez establecida la nueva normalidad, será necesario que convivan las formas presenciales y las virtuales con las mejoras que indudablemente ofrecen las nuevas tecnologías para la comunicación y los servicios. Pero tenemos que discutir la soberanía digital y el comercio electrónico.
Además, por la propia condición que impone la pandemia, surge la necesidad de establecer nuevos contratos con la naturaleza, el cuidado del ecosistema. Es notable que esta distopía provocada por la pandemia no genere agendas más claras alrededor de la zoonosis o sea de las enfermedades transmisibles comunes al hombre y a los animales ante las nuevas condiciones de producción agropecuaria. Este tema es un tema cultural por excelencia en las condiciones que hoy estamos viviendo.
Estamos frente a un gran desafío económico político y cultural. No sabemos cuándo finalizará la pandemia, pero sí sabemos que la pospandemia nos impondrá nuevos desafíos culturales para los cuales hay que estar preparados integralmente. Hace falta entonces salir a cubrir las necesidades más apremiantes del sector artístico que es lo que el Ministerio de Cultura hace todos los días, así como comenzar a proyectar el futuro. El Frente de Artistas y Trabajadores de las Culturas considera como muy importante el funcionamiento pleno del Consejo Federal de Cultura, con la incorporación de representantes de los colectivos nacionales de artistas y trabajadores de las culturas. También cree necesario avanzar en la preparación de un Congreso Nacional de Cultura que se constituya de abajo hacia arriba, desde lo local, provincial y regional, que debata y defina las líneas estratégicas de acción para el corto, mediano y largo plazo, en términos de políticas públicas para el desarrollo federal del arte y las culturas de la Argentina. Y volver a retomar la idea de una Ley Federal de las Culturas, cuyo debate democrático debe afirmar tanto que la cultura y el arte son derechos humanos, como discutir las líneas fundamentales de un proyecto cultural de Nación en claves de emancipación e igualdad.