16 de noviembre de 2023
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, convocó a varios mandatarios latinoamericanos y caribeños para impulsar la Alianza para el Progreso Económico en las Américas (APEP por su sigla en inglés), una nueva iniciativa de la Casa Blanca cuyo objetivo sería contribuir al desarrollo de la región. Aunque en un contexto completamente diferente, esta iniciativa tiene puntos en común con la Alianza para el Progreso impulsada en la década de los sesenta del siglo pasado. En ese entonces, se trataba de contrarrestar la influencia de la revolución cubana que había sacudido el continente; ahora, de frenar el avance de la República Popular China que no promueve revoluciones, pero sí inversiones.
La pandemia mostró claramente que Estados Unidos se había quedado sin una estrategia de comercio regional desde el fracaso del ALCA en 2005 y que su lugar lo estaba ocupando China, que nunca invadió ningún país de la región ni impone condiciones políticas draconianas para su apoyo económico.
Desde 2005 en adelante, Washington ha intentado generar diversos organismos regionales para impulsar el «libre comercio» que no parecen haber prosperado demasiado porque cada tantos años lanza una nueva iniciativa similar a las anteriores. Su última expresión es la APEP, pero con apenas 12 países, sin Argentina ni Brasil y con las promesas de siempre.
Como tantas otras veces, un presidente de los Estados Unidos dice que habrá millones de dólares de ayuda para construir infraestructura. La pregunta que cabe hacerse es por qué no prosperaron todas las iniciativas anteriores siendo que desde la enunciación de la Doctrina Monroe, hace ya 200 años («América para los americanos»), la Casa Blanca contó casi siempre con Gobiernos afines, e incluso sumisos, a sus políticas.
Casa Blanca. Biden junto a líderes y representantes de 12 países, en el lanzamiento de APEP.
Foto: Getty Images