Opinión

Mariano Borzel

Economista

Guerra, inflación y tasas

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Diversas organizaciones internacionales han estado alertando acerca de que la suba de los precios de los alimentos está generando una crisis alimentaria global. 
Es cierto que no todo comenzó con la pandemia y la guerra, ya que el hambre estaba aumentando desde antes, tal como señala la CEPAL, aunque la problemática no hizo más que exacerbarse. En clave de puja distributiva, hay que tener presente que en el mundo existen cuatro compañías privadas que concentran el 70% del comercio de materias primas agrícolas. Las acciones de estas empresas no han parado de valorizarse.    
En América Latina, la suba interanual del precio de los alimentos, el rubro de mayor ponderación en el índice general, alcanzó valores de dos dígitos en muchos países. Por su parte, en varias economías centrales ya se registran variaciones de los precios al consumidor no vistas en 40 años, motorizadas por los precios de la energía y los alimentos. 
Mientras Estados Unidos está decidido a librar la batalla ortodoxa y aumenta su tasa de interés de referencia, para compensar, los países de la región tratan de evitar el «vuelo hacia la calidad» hacia activos más seguros, como los bonos del Tesoro. En parte por ello, desde hace un tiempo, vienen subiendo las tasas, lo que seguramente afectará la actividad y el empleo.    
En Argentina, la suba de los rendimientos financieros de los países desarrollados también impacta. Un canal se da a través del incremento del costo de la deuda con el FMI, ya que una parte del mismo se encuentra a tasa variable y ya subió casi un punto en lo que va del año. Un elemento más que justifica la necesidad de eliminar la política de sobrecargos que aplica el Fondo.   

NA

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