18 de diciembre de 2025

Argentina en minoría. 179 a 3 fue el resultado de la votación de una declaración en favor de las cooperativas.
Foto: ONU
Una nueva y oprobiosa señal de política colonizada ha dado el Gobierno nacional esta semana al votar en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), contra la resolución «Las cooperativas en el Desarrollo Social». El texto fue aprobado por una abrumadora mayoría de países (179 votos a favor), con solo 3 pronunciamientos en contrario: Estados Unidos, Israel y Argentina.
Se trata de un hecho indignante si tenemos en cuenta que nuestro país desde hace casi un siglo y medio ha cultivado un desarrollo cooperativo que ha sido ejemplar a escala global, con un carácter diversificado en la producción, los servicios, el consumo y la actividad financiera y de ahorros para nuestra población.
A ello se agrega el desaire politico que el Gobierno de MiIei ejerce con este voto negativo a la propia ACI (Alianza Cooperativa Internacional) que es una de las organizaciones no gubernamentales más importantes del mundo, la cual está presidida por Ariel Guarco, dirigente cooperativista argentino de reconocimiento internacional.
A contramano de la historia y el presente
Resulta evidente que la Cancillería Argentina no abrevó en los datos básicos, en la extensa trayectoria político institucional, y la realidad concreta del rol esencial del cooperativismo en la consolidación y prestación de servicios fundamentales para una porción muy significativa de nuestra población a lo largo y ancho del país.
Si de alguna forma lo hubiese corroborado, antes de embarcarse en el voto seguidista y colonizado de carácter negativo a los nobles propósitos de la resolución, entonces habría tenido un panorama racional que indica que en Argentina actualmente se registran cerca de 20.000 entidades cooperativas activas, que nuclean a 18 millones de asociados, lo que evidencia el peso histórico y actual del cooperativismo en el desarrollo económico y social con un modelo de gestión eficiente y comprometido con los intereses nacionales.
Lamentablemente, este voto negativo va en línea con la implementación por parte del Gobierno de una política exterior ausente y no consecuente con nuestras tradiciones en la materia. En 68 votaciones de resoluciones y declaraciones de la Asamblea de la ONU, durante los dos años de Gobierno neoliberal/libertario, Argentina votó en forma sistemática junto con EE.UU. e Israel, prácticamente a libro cerrado, sin consultas o análisis procedimentales como deviene de la rica historia de nuestras representaciones.
Para muestra muy actual, basta señalar que en esta misma semana, el Gobierno avaló la posible intervención armada a un país hermano, Venezuela, y se sumó a la escalada verbal agresiva contra el Gobierno de Colombia, en línea casi calcada con los argumentos que viene desplegando el presidente estadounidense Donald Trump y el secretario de Estado, Marco Rubio, en relación con lo que consideran «nuestro territorio, nuestras tierras, nuestro petróleo».
Obsecuencia y rechazo ideológico
¿Habrá analizado detenidamente nuestra Cancillería los contenidos de la resolución propuesta por la ONU antes de votar en contra? Con leer detenidamente habría podido observar que en el mismo se impulsa la inclusión financiera universal, la creación de opciones de viviendas cooperativas asequibles en zonas urbanas y rurales, amén de propiciar en todos los países una legislación adecuada para que las cooperativas puedan tener mejor acceso al capital, la autonomía y la competitividad, en el marco de una tributación justa.
En definitiva, lo que orienta la resolución es que al cierre de 2025, Año Internacional de las Cooperativas proclamado por la ONU, se consolide ese gran lema universal cooperativista: «Las cooperativas contribuyen a un mundo mejor». El voto negativo de un país como el nuestro, con tanta historia y experiencia cooperativa y solidaria, ha obedecido sin dudas al seguidismo obsesivo y a la obsecuencia con los designios de la política estadounidense en tiempos de Trump, así como a un rechazo ideológico de todo lo vinculado con las acciones colectivas y solidarias.
