17 de septiembre de 2024

La semana política concluyó con el programado «espectáculo» del presidente de la Nación, Javier Milei, en el Congreso Nacional con el propósito de presentar el proyecto de Presupuesto del año próximo.
Sin embargo, lo más determinante de los últimos días han sido los debates en el Parlamento y sus consecuentes decisiones que implicaron dos derrotas importantes para las iniciativas del mandatario: una fue el rechazo, único en la historia, al decreto presidencial que otorgaba un fondo de carácter extraordinario, de 100.000 millones de pesos, para la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE). El resultado de esa elección fue 49 a 11.

La otra derrota presidencial fue la decisión del Senado por abrumadora mayoría (57 a favor, 10 en contra) ratificando la mejora presupuestaria para las universidades y los salarios docentes, a la sazón congelados a lo largo de este año. Hoy la institución universitaria y los propios profesores están en una situación de colapso a causa de los recortes aplicados por el Gobierno nacional. En tanto el presidente reiteró su voluntad de ejercer su derecho al veto, tal cual hizo frente a la decisión parlamentaria de reponer los fondos recortados a los jubilados.

En este sentido es dable mencionar que el Poder Ejecutivo logró ratificar ese veto con el concurso de un núcleo de diputados del radicalismo que decidieron escindirse de su bloque y apoyar el veto presidencial.

Antecedentes históricos
Resulta imprescindible agregar que los debates parlamentarios mencionados se desarrollaron en medio de la presencia de jubilados y trabajadores de diversas organizaciones sindicales en la Plaza del Congreso, quienes sufrieron la represión gubernamental. Ante la reiteración de hechos similares, se evidenció el rechazo de la mayoría de la sociedad a esta conducta coercitiva sobre las manifestaciones de los jubilados que reclaman por sus ingresos y la gratuidad de sus medicamentos.

Acerca de la alocución de Milei del domingo, llamó la atención la fuerte caída del rating televisivo registrada ni bien comenzó la cadena nacional, lo cual generó incertidumbre al interior de la propia fuerza gobernante. Asimismo, todo indica que ante los recurrentes vetos comienza a gestarse una nueva manifestación pública, esta vez no solo del mundo universitario y de la educación, sino también de apoyo a los 7 millones de jubilados y jubiladas que la están pasando muy mal.

El presidente insiste en que sostendrá a capa y espada el ajuste irrestricto en pos de su objetivo central, ya transformado en un verdadero mito: lograr el superávit fiscal.

El discurso presidencial de presentación del Presupuesto nos obliga a rememorar algunos acontecimientos históricos. El primero es el compromiso «sagrado» que asume el presidente de tener como prioridad fundamental lograr el superávit fiscal para afrontar el pago de la deuda externa, bajando el gasto todo lo que sea necesario. Rememora la célebre frase del presidente Nicolás Avellaneda en 1876: «Hay dos millones de argentinos que economizarán sobre su hambre y sobre su sed para responder en una situación suprema a los compromisos de nuestra fe pública en los mercados extranjeros».

Complementariamente, y más cerca en el tiempo, nos recuerda al exministro de Economía, Domingo Cavallo, quien exhibía en 2001, pocos meses antes del estallido de diciembre, el sueño del blindaje y el déficit cero como norte que llevaría a los argentinos a un destino de felicidad. El presidente Milei formula el mismo simbolismo como meta de su proyecto económico.

En síntesis, el escenario, con sus tensiones, sigue abierto. Todo indica que se avecina un debate muy severo acerca de las partidas del Presupuesto nacional, ya que la oposición rechazará el contenido de «ajuste más grande de la historia», que formuló el presidente en el Congreso.

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