Opinión

Sonia Tarragona

Jefa de Gabinete del Ministerio de Salud de Argentina

Las batallas del Covid

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En junio de 2022 durante la Conferencia Ministerial 12 de la Organización Mundial de Comercio se logró aprobar la Decisión sobre COVID-19 y los Derechos de propiedad incluidos en el Acuerdo sobre los ADPIC. El resultado se encontró muy lejos de lo esperado originalmente porque se impulsaba una exención de patentes para diagnósticos, tratamientos y vacunas y solo se logró para vacunas. En ocasión de la Decisión se fijó un plazo de seis meses para volver a discutir la extensión a tratamientos y diagnósticos, plazo que venció el 17 de diciembre sin haberlo logrado.
La Decisión adoptada refuerza la posición histórica de países como Argentina, que sostienen los efectos negativos que puede tener la propiedad intelectual en el acceso a medicamentos. Sin embargo, hasta la fecha, ningún país ha podido hacer uso efectivo de la exención, lo que pone de manifiesto los límites efectivos que surgen para su implementación. 
A pesar de las negociaciones llevadas a cabo para extender la exención a otros productos, los miembros de la OMC –una vez más– no encontraron consenso para dar respuesta a los pedidos de los países en su búsqueda por reducir los efectos del COVID-19, sobre el acceso equitativo.
Las posiciones son claras: por un lado, decenas de países del sur global que esperan una respuesta y, por otro, aquellos países que cuentan con la mayor industria farmacéutica del mundo como EE.UU., la Unión Europea, Suiza y otros aliados estratégicos, que se oponen sistemáticamente a permitir la extensión a diagnósticos y tratamientos, con el argumento de que resulta muy difícil seleccionar los tratamientos y diagnósticos que deben incluirse, así como trazar el límite de esa exención. Si bien se presentaron distintas alternativas para atender esas inquietudes, ninguna de ellas logró obtener consenso. 
A la fecha se han extendido las negociaciones, sin embargo, la falta de consenso sumada al menguante interés público producto de la disminución del número de casos y muertes, hacen que el pronóstico a futuro sea negativo. Será muy difícil que se logre torcer el interés de estos países de mantener los privilegios sobre su industria. 
Ampliar la decisión es una muestra de solidaridad global que le dará a los países con capacidad de producción herramientas para producir tratamientos y diagnósticos tanto para su población como para aquellos otros países que no posean esa capacidad. 
Si los países que hemos visto, sentido y lamentado la falta de acceso a vacunas, diagnósticos y tratamientos no logramos conservar el interés por mantener el tema en agenda, una vez más habremos perdido la oportunidad de cambiar el curso de la historia. ¡Es tiempo de actuar!

Foto: NA

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