Opinión | A fondo

Los desafíos del crecimiento

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Al realizar distintos análisis de la coyuntura económica, creo que hay que considerar la película completa, más que los últimos minutos. Por ejemplo: la cosecha 2012/2013 alcanzó los 104 millones de toneladas, y se espera que la actual llegue a los 106 millones: el crecimiento parece escaso, 2% (los últimos minutos), pero de alcanzarlo se estaría logrando un nuevo récord (la película). Bajo esta modalidad, puede identificarse que, a partir de mediados de 2013, la actividad productiva general muestra signos de amesetamiento, más allá de que algunos sectores evidencian un crecimiento sostenido, como la producción de granos y oleaginosas, y otros, fuertes caídas, como el automotor. No obstante, el nivel general de producción está en los más altos valores históricos, lo cual significa contar con un sustantivo volumen de consumo, producción y empleo.
Se sabe que no es posible seguir creciendo a «tasas chinas» por períodos prolongados; hay un límite al aumento de la producción dado por la disponibilidad de factores que la sostienen, aunque debe crecerse a una tasa suficiente para, al menos, absorber la nueva oferta laboral que se genera cada año. Recientemente se han conocido informes que revelan la falta de personal capacitado para las labores industriales, un tema urgente que hay que atender, pero que también indica que hay una elevada demanda de dicho personal. En este nivel de producción alcanzado, se hace evidente que para seguir creciendo resulta esencial incentivar el aumento de la capacidad productiva a través de la inversión.
En el caso de la industria, el amesetamiento viene con una inclinación a la baja, aunque debe destacarse que la actividad industrial está formada por muy diversos sectores con disímiles comportamientos. Sin embargo, también indica que algunos sectores, como el automotor, que pesa bastante en el índice global de la industria, venía evidenciando cifras récord, aunque haya mostrado una caída de su producción del 16% en el primer trimestre de este año; en 2008 se produjeron 597.000 autos, récord hasta ese año, para llegar a la mayor producción de 828.800 vehículos obtenida en 2011, con 4 años (2010 a 2013) en los que se superaron las 750.000 unidades.
Desde el Estado Nacional se están tomando medidas para enfrentar este amesetamiento. Pueden señalarse las discusiones sobre el nuevo convenio automotor con Brasil, que acaban de establecer un mecanismo de trabajo entre los sectores público y privado para definir metas de desarrollo e integración productiva, con el objetivo de dinamizar y tender a equilibrar el comercio bilateral del complejo automotor (objetivo que de concretarse beneficiará a la Argentina, que posee un comercio deficitario con el país hermano). También se ha avanzado en la legislación para promocionar el trabajo registrado y tratar de minimizar el fraude laboral, con la reciente reducción permanente de aportes patronales a microempresas –que también alcanza a empresas de hasta 80 trabajadores– y otras normas como el Estatuto del Peón Rural y la reglamentación del trabajo en casas particulares. Se hizo mención a la necesidad de aumentar la capacidad productiva y, entre otras medidas, ya va por el cuarto semestre la aplicación de la Línea de Crédito para la Inversión Productiva, a tasas altamente beneficiosas, la actual del 17,50%. Según datos de diciembre de 2013, el 60% de estos créditos se colocó a pymes, gracias a las nuevas facultades regulatorias concedidas al BCRA por su última Carta Orgánica.
No puede dejar de mencionarse la importante tarea que se está realizando con Precios Cuidados (aunque sería deseable que cubriera una mayor cantidad de productos) y, en especial, el Régimen de Información de Precios para grandes empresas, diseñado para analizar los costos y la búsqueda de ganancias «irrazonables» dentro de las cadenas de valor, para su corrección. Muchas de estas políticas han formado parte de las propuestas históricas de nuestro movimiento cooperativo y son altamente positivas, pero no debemos olvidar la necesidad de seguir trabajando en reformas estructurales profundas.

 

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