9 de marzo de 2024
La reciente cumbre de la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) es un fiel reflejo de los problemas que existen para avanzar en la integración regional. La presencia de Lula da Silva y Gustavo Petro junto al presidente cubano Miguel Diaz Canel, y al de Venezuela, Nicolás Maduro, puede dar una imagen equivocada del encuentro, porque hubo representantes de los 33 países que conforman la CELAC. Sin embargo, no es casual que líderes progresistas y de izquierda la impulsen, así como han hecho con la UNASUR, entre otros organismos regionales que promueven la integración con la presencia de Cuba y sin Estados Unidos. Por el contrario, los Gobiernos de Argentina, Ecuador, El Salvador y Uruguay enviaron representantes de segunda línea, aunque sin llegar al grado extremo de abandonar la CELAC, como hizo Jair Bolsonaro apenas asumió la presidencia en 2019.
A diferencia de los partidos de derecha que crearon la Unión Europea, para casi todas las vertientes de las derechas latinoamericanas las iniciativas de integración regional son vistas con recelo. Por una cuestión absolutamente dogmática, la integración es considerada como un proyecto de las izquierdas. Por otra parte, dado que su horizonte político y económico está vinculado a las iniciativas de los Estados Unidos, tienden a rechazar aquellas que son cuestionadas por la Casa Blanca, como el vínculo de la CELAC con la República Popular de China. Numerosos expertos vinculados al Departamento de Estado señalan que Estados Unidos está perdiendo la carrera con China justamente porque los estadounidenses se quedan en vagas promesas.
En la reciente cumbre de la CELAC se reiteró la vocación de trabajo en conjunto, más allá de las diferencias ideológicas. Con los vaivenes políticos actuales el camino está repleto de piedras.
San Vicente y las Granadinas. Octava reunión del organismo con representantes de 33 países, a comienzos de marzo.
Foto: Presidencia Colombia