7 de noviembre de 2023
Como nunca antes de manera semejante en los 40 años que lleva nuestra democracia desde su retorno en 1983, en el balotaje presidencial del próximo 19 de noviembre se definirá el destino del país entre dos caminos antagónicos. En esta ocasión, la gran novedad se halla en la irrupción de la extrema derecha en el escenario político. Hablamos, por supuesto, del candidato Javier Milei, quien en su campaña ha realizado propuestas radicalizadas, que van desde la dolarización en el campo económico, el negacionismo en materia ambiental y de derechos humanos y la libre venta de órganos y de armas en el terreno más elemental de discusión sobre el derecho a la vida.
Frente a ello, el desafío para el candidato presidencial de Unión por la Patria, Sergio Massa, es oponer una esperanza de futuro al abismo que significaría la llegada de una figura como Milei a la Casa Rosada. A continuación, presentamos cinco claves de cara a una elección decisiva para el futuro de Argentina:
1) Evitar los sobresaltos económicos: además de candidato presidencial, Massa es también ministro de Economía, en un país con una situación muy delicada. En ese sentido, la victoria en primera vuelta resultó un bálsamo invaluable de cara a la elección de noviembre. De hecho, el lunes 23 de octubre el país no amaneció con la estampida cambiaria que soñaban los dos candidatos de la oposición. Por eso, la primera clave para el candidato de Unión por la Patria es anticipar y frenar cualquier posible cimbronazo en la economía que pueda agravar en lo inmediato el ya muy complejo cuadro económico.
2) Exponer en lo concreto el significado del modelo económico libertario: tal como sucedió de forma previa a la primera vuelta, cuando Massa salió a la ofensiva mostrando cuánto costaría el boleto de transporte sin subsidios estatales, resulta fundamental que en el tramo que resta de la campaña pueda visibilizar ante la sociedad qué implicarían, en concreto, las propuestas económicas de La Libertad Avanza. La reacción de Massa ante el desabastecimiento de combustibles fue otra valiosa oportunidad para mostrar cuán oneroso sería cargar nafta sin la intervención del Estado nacional. Pues bien: multiplicar esos ejemplos concretos en la discusión pública resulta una tarea esencial para clarificar los dos modelos que hoy se encuentran en pugna.
3) La indignación racional frente a las aberraciones morales: en su corta carrera como líder político, Javier Milei ha embestido en los medios de comunicación con propuestas tales como la venta de órganos, la libre comercialización de armas o la pasividad estatal ante la contaminación de los ríos. Sin embargo, en la campaña presidencial ha tendido a edulcorar esas afirmaciones, a sabiendas del ruido que ellas pueden provocar en su propio electorado. De ese modo, otra clave en las próximas semanas es subrayar públicamente el desacuerdo ante cada declaración de los libertarios que dé cuenta de la irracionalidad de sus propuestas, y cómo el avance ilimitado del mercado sobre todas las esferas sociales podría poner en entredicho el derecho ciudadano a una vida en paz.
4) Sostener el motor territorial del peronismo: en la elección de octubre los/as gobernadores/as, intendentes/as y las organizaciones sociales y sindicales tuvieron un papel decisivo a nivel territorial. Es que las mediaciones sociales propias del universo nacional-popular son un brazo indispensable para llevar la campaña a cada rincón del país y debatir con la ciudadanía sobre la Argentina que viene. En esta nueva elección, gobernadores/as e intendentes/as ya no se jugarán su propio pellejo. Por eso, será crucial que el candidato de Unión por la Patria logre encolumnar e impulsar a las fuerzas territoriales para que el motor de la militancia peronista no pierda tracción.
5) El poder subterráneo de las «micromilitancias»: el primer puesto conquistado por Javier Milei en las elecciones primarias encendió una luz de alarma. Tanto es así que un sector considerable de la sociedad argentina se sintió empujado a salir a militar para que el resultado de las PASO fuera revertido en las generales de octubre. De ese modo, se empezó a expandir reticularmente el debate que ciudadanos/as de a pie libraban en barrios, comercios de cercanía, escuelas, universidades, fábricas o reuniones familiares, para persuadir a quien fuera necesario sobre la necesidad de acompañar a Unión por la Patria y evitar a toda costa un eventual triunfo de Milei. Sin dudas, los resultados del pasado 22 de octubre provocaron un alivio en esa porción del electorado. Sin embargo, la tarea no ha concluido. Por tal motivo, será fundamental para Unión por la Patria mantener el «efecto contagio» que implica el debate cara a cara y voto a voto ante la batalla final del 19 de noviembre.
En el último debate presidencial, Milei denostó con énfasis la Argentina del siglo XX. Afirmó que la debacle de nuestro país se inició en 1916, es decir, con la Ley Sáenz Peña, fundadora del voto universal. Esa sola indicación demuestra el grado de retroceso que supondría para Argentina caer en manos del líder libertario.
Los resultados de octubre significaron un freno transitorio ante esa posibilidad, proyectando una luz de esperanza. Sin embargo, esta historia no ha terminado: el próximo 19 de noviembre el pueblo argentino se encargará de dictar el veredicto definitivo.