Opinión | A fondo

Paradojas de Internet

Tiempo de lectura: ...

Selfie, un neologismo que designa la foto que una persona toma de sí misma para colgar en las redes sociales, fue elegida como «la palabra del año 2013» por la Oxford University Press. La casa editorial explicó que el uso del término, que apareció por primera vez en 2002 en un foro australiano, ha aumentado un 17.000% en el último año.
La palabra no tiene una traducción adecuada al español. Suele usarse la alternativa de «autofoto», pero la selfie es algo más: el término sugiere espontaneidad y cierta actitud de exhibicionismo despreocupado, características de los usuarios de las redes sociales. Su utilización ha crecido tanto como el objeto que designa: las selfies se multiplican y comparten con otras imágenes los «muros» y perfiles de los más de 1.000 millones de usuarios de Facebook. Personas que se exhiben solas, en familia, en vacaciones, comiendo, esquiando, besando; que muestran sus autos, sus mascotas, sus casas, sus compras; que publican fotos de otras personas: de amigos, de familiares e incluso de hijos pequeños que aún no hablan ni están en condiciones de decir si realmente quieren estar expuestos en esa vidriera. Mientras tanto, en otras redes sociales para adultos, fotos y videos eróticos y pornográficos suman al espectáculo del yo aspectos de la vida hasta hace no mucho tiempo resguardados por los viejos filtros del pudor. Allí también se conjugan el placer de exhibirse y el deseo de mirar. De algún modo, esos mundos virtuales funcionan como si las cosas, los placeres, los afectos, no fueran del todo valiosos si no reciben el toque mágico de la mirada de los otros.
«¿Qué resta, entonces, de la vieja idea de intimidad? ¿Qué significa “público” y qué sería exactamente “privado”? Las fronteras que separaban ambos espacios en los que solía transcurrir la existencia están desintegrándose, en medio de una crisis que desafía dichas categorías y demanda nuevas interpretaciones», dice la antropóloga Paula Sibilia. Menos mesurado, Edward Snowden, el ex consultor de la CIA que denunció la gigantesca red de espionaje montada por los Estados Unidos, advirtió en un video emitido a fines de 2013 en el Reino Unido que «un niño que nace hoy crecerá sin conocer la privacidad». Poco después, el diario The Guardian revelaría, también en base a filtraciones de Snowden, que el Cuartel General de Comunicaciones del Gobierno del Reino Unido había interceptado y almacenado, entre 2008 y 2012, imágenes de webcams de usuarios de Yahoo, muchas de las cuales poseían «un nivel no deseado de desnudez». Fue sólo un dato de color que se sumó a los incontables ejemplos del modo en que el gobierno de Estados Unidos espía a ciudadanos propios y ajenos.
Las compañías de Internet, además de colaborar con las agencias de inteligencia, sacan partido económico del enorme caudal de datos personales de quienes utilizan sus servicios. Según informa el periódico Marketing news, Facebook ya empezó a probar un nuevo modelo de publicidad en tiempo real que funciona a partir del contenido de las conversaciones y comentarios de los usuarios. «El mero hecho de que alguien mencione en la red social que va a tener un bebé o correr una maratón abre un potencial enorme a los anunciantes relacionados con estas actividades», señala la publicación.
Para Snowden, el estado actual de vigilancia en el que se encuentra la ciudadanía supera al que imaginó George Orwell en su novela 1984. Si hay algo parecido a eso, sin dudas ocurre con la colaboración involuntaria de parte de los usuarios de Internet, que exponen su intimidad o revelan datos sensibles con una despreocupación considerable.
«La red mundial de computadoras se ha convertido en un gran laboratorio, un terreno propicio para experimentar y diseñar nuevas subjetividades: en sus meandros nacen formas novedosas de ser y estar en el mundo», señala Sibilia. Una coincidencia más o menos espontánea, más o menos planificada, entre los intereses del mercado y estas formas de ser, de exhibir la propia vida y espiar las vidas ajenas, genera cada día, además de exabytes de información, nuevos y buenos negocios.