18 de agosto de 2022
Más allá de ser recurrente que la escasez de divisas condicione al crecimiento de nuestro país, este año factores adicionales se suman para que se acentúe esta situación de adversidad.
Por el lado de las exportaciones, a pesar de las ventas récord del sector cerealero, se estima que los productores tienen en granos varios miles de millones de dólares. Demoran la liquidación, aún a riesgo de perder en el caso que bajara su cotización. Para acelerarla ya se les ofreció un régimen especial, por el que pueden acceder a divisas por el 30% del valor de la venta de granos. Por su parte, las importaciones de energía en junio se incrementaron significativamente, un 50% respecto al mes previo, y acumularon un 117% interanual. Se privilegió destinar las divisas para abastecer la demanda récord de familias y empresas, a diferencia de lo que sucede en Europa, donde se aplican fuertes restricciones al consumo. En compensación, se extendió la obligatoriedad de la financiación de importaciones a más bienes y servicios hasta fin de septiembre, medida de la que se exceptuó a las PyMEs.
También para defender las divisas, Sergio Massa anunció que si en 60 días las empresas que subfacturaron exportaciones o sobrefacturaron importaciones no rectifican sus declaraciones, se procederá a denunciarlas en la Justicia argentina y en la unidad antilavado estadounidense. El foco está puesto en construir un puente hasta octubre, cuando comenzarán a reducirse las necesidades de compras de energía. Ello permitirá superar las tensiones actuales, que son aprovechadas por sectores que tienen rentas en dólares para presionar por una devaluación, que sería muy perjudicial para las mayorías.