27 de septiembre de 2025

Exportaciones. El país transita un período de cambio regresivo en el perfil de las ventas al exterior.
Foto: NA
Transcurrido más de un año y medio de Gobierno libertario podemos observar cómo afecta su política exterior, en forma directa e indirecta, a las perspectivas de comercio internacional del empresariado nacional, muy particularmente a las pymes industriales. La errática e ideologizada forma del mileísmo de relacionarse con otros países va minando las posibilidades de apertura y sostenimiento de nuevos mercados, como los del sur global que brinda la ampliación de los Brics y su banco de pagos internacionales, la proyección de la franja y la ruta de la seda de China e, incluso, nuestro propio Mercosur, todos denigrados por la predica que baja de Estados Unidos y repite constantemente el presidente Javier Milei.
Y no solo eso, la política exterior actual también impacta en la producción nacional. Si bien está claro que el escollo central de afectación a las empresas nacionales esta dado por la recesión, la abrupta caída del poder adquisitivo de la población, el desempleo creciente y el empleo de bajísima remuneración que afecta sensiblemente al mercado interno (principal destino de la colocación de los productos y servicios de nuestras pymes), también la salida exportadora para productos y servicios industriales se ha venido estancando, básicamente las manufacturas de origen industrial (MOI) o agropecuaria (MOA), y aquellas de mayor valor agregado, que vienen perdiendo terreno ostensiblemente en este período.
La otra cara
Esta conclusión se resignifica cuando observamos lo que ocurrió en el ciclo en que se aplicaron políticas públicas de fomento a la exportación de valor agregado y desarrollo de nuevos mercados en el marco de una política exterior que privilegia los intereses nacionales.
Comparando el ciclo de la convertibilidad (década menemista) con el período posconvertibilidad, especialmente entre los años 2008 y 2012, el incremento del peso de las exportaciones industriales y manufacturadas de origen agropecuario fue sostenido, pasando ambas de un 22% a un 35% promedio de participación tomadas en conjunto.
En ese período (2008/2013), se comenzó a revertir la tendencia histórica de Argentina como plataforma de exportación de bienes primarios. Esto es posible mediante políticas públicas de carácter industrialista y de ampliación de vínculos internacionales. Empero, esas plataformas históricas se vuelven a reformatear en cada ciclo neoliberal con la reprimarización de la economía y su lógico resultado de consolidar el sesgo exportador de materias primas, especialmente de origen agropecuario, de cereales, oleaginosas y en forma más errática de productos pecuarios o de hidrocarburos. Por ello es que si tomamos la serie comparativa de los últimos 25 años (que comprende ciclos neoliberales y aquellos con el Estado como eje propulsor del comercio exterior) en definitiva las MOI y las MOA cayeron un 20% en la participación promedio total de exportaciones argentinas.
Esto lleva a una conclusión: como señalamos, en lo que va del Gobierno libertario su política exterior contribuyó a afectar la producción nacional. En ese sentido citamos un informe reciente del Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP) de la Universidad de Buenos Aires: «Resulta fundamental el rol del Estado para impulsar las ventas externas con valor agregado, en el entendimiento de que una composición de exportaciones con mayor participación de bienes diferenciados refleja una estructura exportadora más sofisticada, con mayores posibilidades de generar derrames de conocimiento y mayores perspectivas de crecimiento».
En definitiva, concluye el informe, «la escasa diversificación de las exportaciones traba el desarrollo, mientras que este estancamiento refleja la falta de dinamismo en la diversificación de la canasta exportadora argentina» y «denota el proceso de primarización de las exportaciones».