11 de diciembre de 2013
«Antes se montaba una obra con excesivo respeto por las acotaciones del autor. Ese teatro, ese autor, ya no está más. Y en un sentido es mejor, porque las miradas cambian. Reproducir hoy una obra de Shakespeare exactamente como lo pide el texto tiene valor sólo para los académicos, pero no para el público. Pasaron 500 años y las obras consagradas dan para todo.»