Opinión

Jorge Vilas

Periodista

Soberanía y alcohol

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El escándalo suscitado tras la revelación por parte del excanciller británico Alan Duncan, acerca de las características de la reunión que mantuvo en 2016 con el entonces vicecanciller argentino Carlos Foradori para negociar un acuerdo con el Reino Unido es solo una cara del desapego a la defensa de la soberanía nacional por parte del macrismo.
Este acuerdo, supuestamente alcanzado entre copas de buen vino y que fue ratificado por el Gobierno de Macri, establecía la posibilidad de explotación de recursos naturales en el área de Malvinas, la implementación de vuelos de líneas no argentinas a las islas, entre otros puntos que beneficiaron a los usurpadores de parte del territorio nacional. En el texto se determinaba «remover todos los obstáculos que limitan el crecimiento económico y el desarrollo sustentable de las Islas Malvinas» y se facilitaba el accionar británico en materia de «comercio, pesca, navegación e hidrocarburos». 
Nunca estuvo en la agenda de política exterior del macrismo la firmeza en el reclamo por la soberanía de Malvinas. El expresidente alguna vez, antes de iniciar su carrera política, había manifestado no entender este reclamo por parte de un país como el nuestro, al que no le falta territorio para desarrollarse. Una dirigenta prominente de su espacio político, la actual titular del PRO, Patricia Bullrich, dijo en plena pandemia, cuando desde su sector agitaban la adquisición de vacunas estadounidenses como bandera, que se podrían haber entregado las Malvinas a cambio de las anheladas Pfizer.
En suma, que Foradori haya realizado gestiones políticas en representación del país bajo exceso etílico constituye un asunto que la Cancillería deberá juzgar y establecer las sanciones correspondientes por mal ejercicio de la función pública. No menos grave es que dicho acuerdo no fue fruto de un desvarío personal, sino parte de una política de entrega de soberanía desarrollada entre 2015 y 2019; porque sin intervención del alcohol, Macri decidió e implementó un pago ruinoso para el país a los fondos buitre, con los que se mantenía un litigio. Y del mismo modo, y quizás con la misma lapicera, firmó el crédito del Fondo Monetario Internacional que impone condiciones al desarrollo económico del país por varias décadas. Además de volver a involucrar al organismo internacional en el trazado de políticas económicas que sufren, y sufrirán, los argentinos.

Malvinas. El episodio de Foradori sucedió en el marco de una política exterior lábil en la defensa de los intereses nacionales.

MARINA GARBER