Opinión

Horacio Aizicovich

Dirigente cooperativista

Trabajo y desarrollo

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La Propuesta Cooperativa por una Argentina con Democracia Participativa y Justicia Social, en su capítulo sobre el sector productivo, manifiesta: «Es necesario aplicar políticas de fomento que privilegien a las pequeñas y medianas empresas y a la actividad regional, orientadas a la creación de puestos de trabajo y a posibilitar un proceso de acumulación de capital físico genuinamente nacional y en particular en el área de la economía social.
Es decir de lo que se trata es de privilegiar el espacio del mercado interno, base para constituir una plataforma de desarrollo industrial que permita a la vez un proceso exportador de manufacturas con valor agregado y trabajo nacional».
Este aspecto de la propuesta se enlaza centralmente con las problemáticas de empleo, productividad y el salario mínimo, el cual no debe ser inferior al valor de la canasta familiar, lo que comprobadamente tiene un impacto positivo en el amplio abanico del trabajo no registrado. Según el informe del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina, a medida que se ha venido reduciendo el porcentaje de personas desempleadas, aumenta el número de «subempleados inestables», aquellos con relaciones laborales sin garantía de continuidad, como es el universo de las «changas», que no cuentan con un salario ni pueden realizar aportes previsionales, así como aquellos beneficiarios de planes de empleo con contraprestación laboral.
Estas temáticas se enlazan precisamente porque el fomento de las pymes, de las economías regionales, especialmente en su entramado industrial, lo que se conoce como cadenas de valor, es lo que posibilita el incremento del empleo registrado, de mayor calidad y con procesos continuos de formación y especialización.
Cada inversión que hoy se anuncia en el proceso de cadenas de valor industrial o de ciencias del conocimiento quintuplica las posibilidades de contratación en comparación con las relacionadas al marco agroindustrial o de la economía primaria.
Vale como ejemplo citar una información que surge de un portal del sector agrario (Bichos de Campo). En una entrevista con los principales ejecutivos de la mayor explotación agropecuaria del país (Compañía de Tierras del Sud, Grupo Benetton) cuentan que poseen cerca de 1.000.000 de hectáreas, es el principal poseedor de ganado ovino, y desarrolla la mayor plantación forestal de la Patagonia, con una inversión acumulada (en mas de 25 años) que no supera los 35 millones de dólares, obtiene una de las mayores rentabilidades contabilizadas, pero solo tiene ¡¡300 empleados registrados!!
Contrasta notablemente con este ejemplo el desarrollo pleno de inversiones industriales y su impacto en empleabilidad, como resulta el caso del recién inaugurado Parque Industrial de Florencio Varela, el que en solo 230 hectáreas ya alberga 30 empresas que registran 3.300 empleos, y tiene una proyección que podría duplicar estos números.
En ese sentido, acerca del debate sobre las dos visiones de país hoy en pugna, debemos propugnar por el desarrollo pleno de las diversas cadenas de inversión industriales, con mayor valor agregado, en las que resulta evidente su impacto directo e indirecto en los niveles de empleo y de perfiles diversificados de exportación, ya que resulta muy evidente que la industria que incorpora los conocimientos de frontera, científicos y técnicos, sigue siendo la clave de la transformación.

Fuentes laborales. La industria tiene mayor impacto en la generación de empleo.

Foto: Télam

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