Opinión

Horacio Aizicovich

Dirigente cooperativista

Un acto de justicia

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Sin dudas ha significado un giro político y cultural trascendente la decisión del Gobierno de España de establecer el nombre de Almudena Grandes a la emblemática estación de Atocha, la terminal ferroviaria más importante de Madrid, célebre a partir del mayor atentado terrorista ocurrido en ese país, reconocido popularmente como el 15-M.
Almudena, quizás la más prolífica y reconocida escritora de los tiempos de democracia en España, falleció en 2022 a la edad de 61 años.
Se puede inferir claramente que una gran parte de los españoles, muchos de los cuales nacieron en el período de transición democrática, sintieron una profunda orfandad a partir de su desaparición física.
Es que Almudena se transformó en los últimos 20 años en una referente irremplazable en la búsqueda de memoria  y justicia para una sociedad que no ha podido, ni le han dado oportunidad desde el poder político, de investigar su horrible pasado desde la Guerra Civil y los 40 años de dictadura franquista.
Junto al entonces juez Baltasar Garzón se constituyeron, cada uno en su rol esencial, en los quijotes contemporáneos en la búsqueda de la justicia para las víctimas de la represión franquista y de la definitiva verdad para las nuevas generaciones.
Recientemente se instaló en Argentina un reverdecido debate en torno a los juicios a los responsables de la dictadura cívico-militar que asoló nuestro país entre 1976 y 1983, a partir, precisamente, de la película Argentina 1985.
Mas allá de los análisis particulares y críticos sobre la propuesta fílmica, se vuelve a poner en valor la histórica decisión de investigación que tuvo como pilar a la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) y el posterior enjuiciamiento de las juntas militares en los fueros civiles, así como siguen vigentes más de un centenar de causas vinculadas con las siniestras actuaciones de las fuerzas represivas en casos de indudable carácter de lesa humanidad.
Resulta inevitable, entonces, en el marco comparativo, destacar los grandes avances, aun con marchas y contramarchas, del proceso de Memoria, Verdad y Justicia en nuestro país, siempre con la aplicación irrestricta de la ley en los fueros correspondientes, como un sello distintivo de nuestra joven democracia recuperada, que este año cumple 40 años.
Por ello resulta un importante faro cultural, especialmente para las nuevas generaciones, el rescate permanente de los valores democráticos sustentados en la procuración indelegable de la búsqueda de la verdad histórica, de la memoria imprescriptible y de la justicia real sin dilaciones, valores que nuestro movimiento cooperativo ha defendido desde los albores de su fundación en nuestro país.
Como decía Almudena Grandes, citando a Antonio Machado, resulta fundamental la búsqueda de la verdad, de lo contrario, aquellos años siniestros nos seguirán helando el corazón. Y con «el corazón helado» –título de una de sus mejores novelas– no se puede construir una sociedad esperanzada en alcanzar un sentido de democratización del Estado y una economía justa, inclusiva y solidaria.

Madrid. La ministra de Transportes de España, Raquel Jiménez, encabezó el acto de instalación del nombre de la gran escritora en la terminal ferroviaria.

Foto: Ministerio Transportes, Movilidad y A. Urbana

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