Opinión

Horacio Aizicovich

Dirigente cooperativista

Una radiografía necesaria

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A partir de marzo comenzará a desarrollarse el Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas que, por primera vez en la historia argentina, se llevará a cabo de manera digital hasta el 18 de mayo, fecha en la que está prevista la Jornada Censal presencial en todo el país.
Una de las innovaciones propuestas en esta oportunidad es la consulta sobre identidad de género así como aquellas vinculadas con el reconocimiento étnico. La incorporación de la herramienta digital tiene como objetivo que todas las viviendas, urbanas o rurales, puedan autocensarse cuando y donde quieran, optimizando los tiempos censales.
La importancia de este tipo de censos radica en que sus resultados resultan fundamentales para la planificación y programación de políticas públicas, como bien lo señala la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), organismo de gran prestigio que promueve regionalmente estas evaluaciones periódicas, las que se realizan cada diez años.
La CEPAL indica que el censo es una «verdadera radiografía de las políticas públicas» sobre la base de los siguientes conceptos: por un lado, «un censo de población y vivienda es un proceso de recogida, compilación, evaluación, análisis y diseminación de datos. Los censos proveen información demográfica, económica y social sobre los habitantes de un país». Y además, «se trata de una herramienta primordial para caracterizar una población, y para identificar la cartografía y capacidad urbana del territorio».
Es también un mecanismo de alerta para definir las necesidades de las comunidades y los aspectos que requieren de mayor atención, en especial, en el diseño de programas o proyectos en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, a la vez que es un insumo básico que brinda información esencial para la toma de decisiones de prospectiva y generación de estrategias, acorde con la realidad de cada país.
En Argentina, el primer censo nacional data de 1869, bajo la presidencia de Domingo Faustino Sarmiento, es decir, tenemos una larga historia censal, aunque el hito mayor se logró a través de una incidencia académica más progresista y desarrollista en la gestión pública, al cabo de un siglo de aquella primera experiencia registral, con la creación del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) y del Sistema Estadístico Nacional. El INDEC es el instituto encargado de fijar las normas nacionales en materia estadística, y de dirigir y coordinar el Sistema Estadístico Nacional (SEN), además de las tradicionales tareas de recopilación y elaboración de series, encuestas y censos.
La realización del Censo Nacional, en esta etapa de compleja coyuntura económica social, cobra mayor sentido como hecho de política pública fundamental, dada la necesidad de un Estado activo y presente, que planifique acciones para resolver las ingentes necesidades de amplias capas de nuestra población.
Por ello, el esclarecimiento y promoción de las virtudes del Censo Nacional constituyen un espacio importante de la batalla cultural e ideológica, máxime cuando ya se observa que comenzó a arreciar el embate contra el mismo, desde las páginas de medios hegemónicos y de opositores militantes, argumentando sobre la no conveniencia de aportar datos personales al Gobierno, en un nuevo remedo clásico de las campañas negacionistas.

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