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Siempre sostuve que los hijos son nuestra prolongación de vida y los nietos la alegría de esa prolongación. En nuestra generación muchos padres no consolidaron esa prolongación de manera normal, con alegría. Pero el esfuerzo, la dedicación, la perseverancia y el inmenso amor de estas abuelas fueron armando nuevamente esa cadena y continúan uniendo eslabón por eslabón. Ayer con lágrimas en los ojos y una inmensa alegría en el corazón, quienes vimos cómo actuaban los asesinos, festejamos que se uniera un eslabón más a la cadena de la vida y si bien es un eslabón más, es tal vez la representación de toda una generación que esperaba ver recompuesto el hilo conductor del amor. Por Guido, Por Estela, por los 30.000 compañeros, por el futuro de nuestros hijos y nietos para que puedan continuar su vida en democracia y así consolidar los logros y profundizar el rumbo.
En mis 63 años, creo que esta noticia trae un poco más de paz a la vida.

 

Eduardo Asrilevich
Concepción del Uruguay,
Entre Ríos

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