Economía

Alto impacto

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Si bien el Gobierno puso en marcha medidas específicas para detener o aminorar la caída del empleo y del poder adquisitivo de los salarios, al mercado laboral le insumirá mucho tiempo reaccionar frente a la recesión e inflación de los últimos años.


Construcción. Acumula 14 meses de retroceso con la consecuente reducción de fuentes laborales. (Pablo Lasansky/NA)

Al tercer trimestre de 2019, la tasa de desocupación subió un 8,3%, pasó del 9,0% al 9,7%, de acuerdo con los últimos datos publicados por el Indec. «En un año (tercer trimestre de 2019 contra tercero de 2018) hay 187.722 desocupados más. Existen además 237.689 subocupados más, lo que significa un aumento del 11,8% al 12,8%. Pero en el mismo período los “ocupados que siguen demandando empleo” crecen en 443.559 personas, evidenciando que en esta categoría se expresa la desocupación encubierta», señala en su Informe sobre el Mercado Laboral, el coordinador general del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPYPP), el economista Claudio Lozano.
«La tasa de ocupados demandantes, los que changuean y engrosan el cuentapropismo crecen del 16,7% al 18,6% transformándose en el ítem de mayor crecimiento del mercado de trabajo y definiendo que para el mercado laboral argentino pensar que la desocupación es la expresión del deterioro ignora cómo funciona el mercado laboral en nuestro país. Analizando el período completo 2015-2019, se generaron 1.284.264 puestos de trabajo de los cuales 873.895 son cuentapropistas y 334.121 son asalariados no registrados. Es decir que el período Macri cosecha en materia laboral casi un 10% de desempleo y un 86% de precarización y degradación laboral. Este es el mundo laboral que explica el 40% de pobreza que el macrismo le cedió al nuevo gobierno», explica Lozano.
Sobre la base de los datos del Ministerio de Trabajo, conducido por Claudio Moroni, y del Sistema Integrado Previsional Argentina (SIPA), que no incluye a los empleos informales, a octubre pasado el salario nominal promedio de los trabajadores de empresas privadas aumentó un 52,1% respecto a un año atrás; mientras que, en términos reales, el crecimiento interanual fue de 1,2%. «Este aumento se explica, fundamentalmente, por el pago del bono de $5.000 definido para el mes octubre», señaló el Ministerio de Trabajo. Sin embargo, la cartera advirtió: «Cabe destacar que en los últimos cuatro años, entre octubre de 2019 y octubre de 2015, el salario en términos reales perdió 12 puntos porcentuales».
Los índices para el último trimestre del año parecen mostrar la misma tendencia. En noviembre de 2019, de acuerdo con el informe de la evolución de los salarios formales que surge de la Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (RIPTE), el indicador oficial más actualizado, los ingresos laborales del sector formal cayeron en términos reales 2,6% contra octubre y 7,9% interanual. También la Encuesta de Indicadores Laborales (EIL) de noviembre, elaborada por la cartera de Trabajo presenta índices que siguen la tendencia. Con relación a un año atrás, el empleo registrado para el total de los aglomerados mostró una baja de 2,7%. En el Gran Buenos Aires el empleo retrocedió 2,9% interanual y en el total de los aglomerados del interior del país la baja fue del 2,1%.
Mientras que las expectativas empresarias netas de aumento de dotación para los próximos tres meses de la encuesta no resultan demasiado auspiciosas. Los datos muestran que el 3,9% de las empresas espera aumentar su dotación de personal en los próximos tres meses, mientras que el 3,4% espera disminuirla, el 92,7% de las empresas no anticipa cambios en su dotación de personal.

Lo que viene
A mediados de enero, el presidente Alberto Fernández oficializó dos decretos que concedieron un aumento de 4.000 pesos (en dos pagos y de carácter remunerativo) a empleados privados y públicos, «a cuenta de futuras paritarias», según confirmó el ministro de Trabajo, Claudio Moroni. La interpretación oficial asegura que la suma beneficia a cerca del 60% de la masa salarial y se enmarca en la visión más general de la política económica del Gobierno que busca reforzar el consumo de los sectores más bajos. «Me parece bien seguir con aumentos de suma fija que favorecen a los que menos ganan», dijo en una entrevista radial, Carlos Acuña, uno de los secretarios generales de la Confederación General del Trabajo (CGT). Pero aclaró: «Siempre y cuando también se permita discutir a aquellos sectores que tengan la posibilidad de mejorar el salario».
Por su parte, Hugo «Cachorro» Godoy, referente de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), señaló: «Es valorable la intencionalidad del esfuerzo del Gobierno nacional de dar respuesta en función de los sectores más postergados, tanto en el ámbito público como en el privado». Sin embargo, algunos dirigentes gremiales, off de record, expresaron que esta medida achata la pirámide salarial al tiempo que les hace perder poder en las negociaciones paritarias.

Si bien el presidente dejó en claro que pretende «lograr acuerdos en paritarias libres, pero sin cláusulas (gatillo)», que indexan la economía, pocos días después de la firma de los decretos, sectores empresarios comenzaron a pedir una definición clara respecto a las paritarias para programar el resto el año frente a rumores sobre la política salarial de la nueva gestión. Dirigentes de la Unión Industrial Argentina (UIA) pusieron blanco sobre negro y confirmaron que existe un plan por parte del Gobierno, para sostener y ampliar las sumas fijas como política salarial en reemplazo «temporario» de las paritarias –se mantendría solo por seis meses–. Incluso los empresarios en distintos medios aseguraron que abordarían dicho plan junto con el sindicalismo.
«Todavía es muy temprano para hacer algún tipo de evaluación sobre esta medida», sostiene Luis Campos, Coordinador del Observatorio del Derecho Social de la CTA. «Es una medida que adelanta aumentos que inexorablemente se iban a producir, porque se esperaba que todas las actividades tuvieran algún tipo de recomposición salarial en los primeros meses del año, ya sea por revisiones de los acuerdos de 2019 o por Paritarias de 2020. Lo que hacen estos decretos es adelantar en el tiempo los primeros aumentos que se van a negociar en Paritarias. Más allá de que no recupera la pérdida salarial de los últimos cuatro años, es solo un adelantamiento de la primera cuota, que para muchos trabajadores que están en situación de emergencia, sobre todo para los sectores más bajos, no deja de ser algo muy importante», explica Campos.
«No es un cambio de lógica de lo que se viene dando desde 2006, es decir, reemplazar las paritarias por sumas fijas y suspender las negociaciones colectivas por rama de actividad. Aunque hay rumores, no hay nada concreto. Prefiero, en principio, quedarme con la lectura inicial de que esto fue un adelanto», agregó el especialista. La implementación de un sistema de actualización salarial por suma fija, «parece muy difícil en este contexto por varias razones, a diferencia de 2003, cuando no tenías una economía indexada –como la actual– ni una dinámica de negociación salarial permanente, como desde 2006», concluyó el coordinador del Observatorio.

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