Economía

Consumo e inversión

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A 15 meses de haber empezado su gobierno y sin hallar todavía el camino del crecimiento, pareciera que Mauricio Macri se está dando cuenta de que algo no funciona en su programa económico. Luego de pecar de optimista (recordemos las «lluvias de inversiones», los «segundos semestres», las «luces al fondo del túnel», y los «brotes verdes» dichos por diversos funcionarios), sin poder revertir las expectativas de los agentes económicos y de gastar el latiguillo de la «pesada herencia», la realidad se le presentó crudamente heterodoxa.
Esa realidad muestra que el consumo es fundamental para mejorar las ventas y poder crecer, algo que se aleja mucho de las concepciones del gobierno respecto a que «le hicimos creer a un empleado medio que podía comprar plasmas y celulares». Esta última aseveración se sostiene en un esquema teórico en el cual todo lo que no se consume se ahorra, y todo lo que se ahorra redunda en inversiones. Pero la caída del consumo en estos 15 meses no generó aumento de inversiones, un escenario lógico cuando la capacidad ociosa de la industria se ubica en 40%. Por lo tanto, el consumo es la clave para el crecimiento económico.
Para lograr incrementar el consumo, hay que implementar las políticas tendientes a favorecer su aparición. Y ahí es donde el gobierno queda preso de su teoría económica errónea: su convicción de que hay que bajar el gasto público mediante reducción de salarios y aumento de tarifas después de las elecciones generará otra caída del consumo global, que a su vez repercutirá en el sector privado. Los aumentos de la tasa de interés que está practicando el Banco Central para frenar la inflación complican los créditos al consumo y a la inversión. En esta situación, lejos del 5% de crecimiento que algunas consultoras auguraban para este 2017, es muy probable que este año económico pase sin pena ni gloria.

 

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