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Caída de ventas, aumento de costos y retroceso de la actividad complican al sector. A esto se suma el incremento de tarifas y la importación de muebles prearmados desde China y Brasil. Cerca del 99% de las unidades productivas del segmento son pymes.


Cadena de valor. Representa en forma directa e indirecta más de 180.000 empleos formales. (Horacio Paone)

En los últimos meses se acentuaron en el sector maderero y afines algunos de los problemas que se venían arrastrando desde hace varios años. Los afectados reclaman un cambio de rumbo en la política económica para evitar que empeore la crisis. El año pasado la actividad de la cadena foresto-industrial se contrajo 10,2% respecto de los niveles de 2015 y las ventas retrocedieron un 23,3% en maderas y 24,2% en muebles, según cifras de la Federación de Industrias Madereras y el INDEC. La reducción de la producción fue de un 16% y los precios de las materias primas e insumos, que representan un tercio de los costos, se incrementaron en lo que va del año un 42% en promedio para el subsector de aserrado y un 34% para el mueblero. Como resultado de esta situación, la industria de la madera trabaja actualmente con un 40% de capacidad ociosa. La caída del poder adquisitivo y el ingreso irrestricto de productos importados están erosionando la rentabilidad del sector, que está compuesto por 8.441 unidades productivas, de las cuales el 98,9% son pequeñas y medianas empresas.
Este año la situación de precios se contuvo en parte, pero la actividad se perfila a finalizar en retroceso. «Estructuralmente, los productos de madera dejan de consumirse por sus características y habitualmente dejan de adquirirse cuando viene una crisis, y son los últimos que comienzan a ser demandados nuevamente cuando esa crisis pasa», sostuvo Gabriel Campins, vicepresidente de la Federación Argentina de la Industria de la Madera y Afines (FAIMA). Por su parte,  Eduardo Fernández, presidente de la Asociación de Pequeñas y Medianas Empresas (APYME) afirmó que «en la industria maderera la caída es muy grande». Otros problemas que apuntan están relacionados con los tarifazos de los servicios y el ingreso de importaciones de pre-armados de China y Brasil.

Puestos de trabajo
El valor bruto de producción de la cadena de valor en 2016 fue de 13.016 millones de dólares y su participación en el valor agregado industrial alcanzó el 7,4%. La cadena de valor foresto-industrial emplea de manera formal a 90.747 personas, lo que explica un 7,3% del empleo industrial argentino. Sumando servicios conexos deben considerarse otros 90.837 puestos de trabajo formales indirectos; es decir, un total de 181.584 empleos formales vinculados con la cadena de valor, según un informe elaborado por el Observatorio de la Industria de la Madera y el Mueble (OIMYM).
La mano de obra intensiva que emplea el sector equivale a un 35% del costo total de los muebles. A pesar de la situación que describe el informe, Leandro Mora Alfonsín, director ejecutivo de FAIMA, afirma que los industriales muestran rigidez a despedir operarios, puesto que son profesionales con alta calificación en su oficio, lo cual implica que las pymes madereras sostienen empleo aun en contextos de baja rentabilidad. Así, el 65% de las firmas del sector afirmó haber mantenido estable su dotación de personal, mientras que un 21,5% dijo haberla disminuido. Un 78% no espera que haya cambios de dotación al cierre de este año. Dada la alta capacitación del personal, la destrucción de puestos alcanzó apenas 3% de la mano de obra.
De acuerdo con un trabajo realizado por el INTI, es elevada la proporción de empresas, especialmente microempresas, que cuentan con sistemas de gestión productiva y administrativa casi elementales. Según los resultados de la encuesta, más del 56% de las empresas no lleva contabilidad sistematizada; superan el 67% las que no tienen sistemas de costos; el 68% no realiza mediciones de productividad; mientras que más del 74% no prevé en sus planes programas de capacitación de personal.

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