Economía | ACCESO A LA JUBILACIÓN

Cuidadoras con tareas reconocidas

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Daniel Víctor Sosa

Más de 400.000 mujeres y personas gestantes perciben un haber previsional gracias a la política pública de inclusión implementada desde 2021.

Desigualdad acumulada. Solo una de cada diez mujeres cercanas a la edad jubilatoria acumula 30 años de aportes.

Foto: Jorge Aloy

Patrones culturales y sociales aún vigentes (si bien se encuentran en disputa) limitaron tradicionalmente el acceso de las mujeres a los beneficios de la seguridad social, «o a la calidad de esas prestaciones, en el caso de acceder», evaluó un reciente informe de la ANSES. Esa disparidad frente a los varones se vincula con las tareas domésticas y de cuidado no remuneradas, a cargo mayormente de mujeres. Lo cierto es que los períodos dedicados a la crianza de hijos e hijas ocasionan lagunas o declives en las trayectorias de las historias contributivas de las mujeres. Para responder a la problemática concreta de ese sector de la población y facilitar el acceso a la jubilación de las madres argentinas, la política pública implementada desde agosto de 2021 (mediante el decreto 475) se plasmó en el Reconocimiento de Aportes por Tareas de Cuidado. Con un enfoque de derechos y perspectiva de género se buscó paliar la situación de quienes enfrentan mayores obstáculos para insertarse en el mercado laboral. Y cuando lo hacen, ingresan mayoritariamente a puestos de menor calidad, no registrados, con menores salarios y con jornadas más reducidas respecto a sus pares varones.
A más de dos años de la instrumentación de esa política, más de 405.000 madres ya se encuentran percibiendo un haber previsional. «Se trata de una medida novedosa para nuestro sistema previsional que reconoce, por primera vez, a las mujeres y/o personas gestantes la posibilidad de computar, al momento de jubilarse, un período de tiempo a los fines previsionales en reconocimiento a las tareas de cuidado de sus hijas e hijos», señaló la ANSES.
El organismo recordó que para acceder a una jubilación del régimen general, además del requisito de edad (60 años en las mujeres), es necesario contar con 30 años de aportes al sistema previsional. Pero la realidad es que solo una de cada diez mujeres cercanas a la edad jubilatoria logra acumular ese mínimo de años requerido.
El Reconocimiento de Aportes por Tareas de Cuidado compensa así una desigualdad acumulada a lo largo de la vida laboral de las mujeres, quienes han dedicado históricamente mayor tiempo y esfuerzo al trabajo reproductivo y no remunerado al interior de los hogares.
El decreto 475, concretamente, contempla las desiguales condiciones y oportunidades que presentan las maternidades. Por eso, otorga mayores reconocimientos a las trayectorias con más dificultades, como por ejemplo, un año de aporte previsional por hijo/a; dos años en caso de adopción; un año adicional por hijo/a con discapacidad; y dos años adicionales si el hijo/a fue titular del derecho a Asignación Universal por al menos 12 meses.
Las mujeres que tramitaron su jubilación mediante esta iniciativa tienen en promedio 3,3 hijos/as y 61,4 años de edad y su distribución territorial, como era esperable, muestra que la mayor cantidad de expedientes resueltos por tareas de cuidado (el 65% del total) se concentra en CABA y las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Mendoza y Santa Fe.

Moratorias
A la vez, debido a la insuficiente cantidad de años de aportes registrados por las mujeres en sus historias laborales, fue vital la complementariedad con los planes de regularización de deuda previsional (Leyes 24.476, 26.970 y 27.705). La compensación por tareas de cuidado, remarca la ANSES, «da continuidad al espíritu de anteriores políticas públicas inclusivas que, en materia previsional, han garantizado derechos a millones de personas mayores». Tales fueron los casos de las moratorias implementadas en los primeros años de este siglo, que permitieron regularizar aportes a las personas que contaban con la edad jubilatoria.
Fuertemente criticada desde sectores adscriptos al pensamiento neoliberal, esta política se enfocó en igualar el acceso a la cobertura previsional de los/as adultos mayores. Muchos de los cuales sufrieron la discontinuidad en sus empleos, producto de las crisis vividas en los últimos decenios. Otros se vieron obligados a trabajar de modo informal (sin aportes), o padecieron estafas de sus empleadores (que incumplieron sus obligaciones previsionales).
La primera moratoria, implementada en 2005, estableció un plan permanente para regularizar aportes anteriores a septiembre de 1993. Luego, en 2014 se abrió una moratoria similar, pero ampliando el plazo de regularización al año 2003. Esta ley (número 26.970) fue prorrogada en 2016 solo para mujeres de entre 60 y 64 años.
En febrero pasado se aprobó el Plan de Pago de Deuda Previsional (Ley 27.705), para que quienes no llegan a cumplir los 30 años de aportes requeridos, puedan saldar su deuda y acceder a su jubilación. Quienes utilizan esta vía regularizan sus aportes a través del pago de cuotas mensuales que se descuentan del haber previsional. Desde la instrumentación de este canal, en abril último, pudieron jubilarse 250.000 personas de ambos sexos y el 91% de las mujeres que ya cobran su haber acreditaron años por cuidados.

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