Economía

En franca regresión

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Los haberes previsionales exhiben un fuerte retroceso desde que asumió Cambiemos, situación agravada por la disparada inflacionaria de agosto. A futuro no se avizora un panorama promisorio. Conflictos por paritarias de Comercio y consumo.

Jubilaciones. Solo en el transcurso de este año perdieron 20 puntos respecto de la inflación. (Abramovich / AFP / Dachary)

Los haberes previsionales retrocedieron cerca del 5%, en términos reales, en los dos primeros años de gobierno macrista. Aun así, la mayoría de los adultos mayores viene respaldando en las urnas a la Alianza Cambiemos, tanto en 2015 como en las legislativas de 2017. En su artículo La edad y el comportamiento electoral, publicado en la revista Anfibia, los sociólogos Eduardo Chávez Molina y Pablo Molina Derteano analizan lo ocurrido en las elecciones de 2015. «Los votantes menores de 30 años hubiesen hecho ganar a Scioli en la primera vuelta (muestran una preferencia de 41,8% sobre el 29% de Macri), pero los mayores de 50 años dan una victoria categórica a Macri, del 40,9% frente al 31,2%. Luego, al observar la segunda vuelta, nuevamente el candidato del FPV gana en la franja etaria hasta 30 años, muy levemente en la franja de 31 a 50 años, mientras que los mayores de 50 años votaron masivamente a Macri, alcanzando casi el 60% de los votos», explican los sociólogos.
Uno de los factores explicativos de ese comportamiento electoral puede deberse a la aprobación de la denominada «Ley de Reparación Histórica». Lo cierto es que los resultados efectivos de dicha reparación estuvieron muy lejos de las promesas gubernamentales: apenas el 18% del padrón recibió una mejora (ínfima en algunos casos) en sus haberes, y por otro lado, el argumento oficial de que se reduciría la litigiosidad previsional tampoco se verificó. Los juicios no se detuvieron.

Fórmulas y resultados
La caída de los haberes previsionales continuó su curso de la mano del cambio de fórmula de actualización establecido en la reforma previsional sancionada en diciembre de 2017, que quedó integrada por el 70% de la variación del IPC nacional y el 30% de la variación del salario registrado promedio (RIPTE). En ese momento, la diputada Elisa Carrió defendió el proyecto oficial argumentando que «incluye la mejor fórmula que puede existir para que las jubilaciones no pierdan contra la inflación». A poco de terminar el año, los números son contundentes: la actualización jubilatoria fue del 28,8% frente a una inflación estimada del 48%.
El Consejo Económico y Social de la Organización de las Naciones Unidas acaba de emitir un documento muy crítico con el cambio de fórmula aprobado por el Congreso argentino. El Consejo «insta al Estado parte a reestablecer el cálculo de actualización contemplado en la ley 27.160 (la anterior) y a condicionar toda futura medida sobre pensiones al respeto del principio de no regresión en el disfrute de los derechos económicos, sociales y culturales de los beneficiarios».


A su vez, el panorama futuro de los adultos mayores no luce muy promisorio. El gobierno argentino se comprometió con el FMI (tanto en la Carta de Intención, como en el Memorándum de Políticas Económicas y Financieras) a «introducir mejoras en el sistema de pensiones que lo hagan financieramente sostenible y más justo tanto para las generaciones actuales como para las futuras». Traducido en un lenguaje sencillo eso implica, entre otras cuestiones, elevación de la edad jubilatoria y más recortes. Sin embargo, el oficialismo reconoce que será difícil encarar ese tema en pleno año electoral. La apuesta macrista pasa por triunfar en las elecciones presidenciales para retomar esta cuestión en 2020. Por lo pronto, el acuerdo con el Fondo prevé también la liquidación paulatina del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS), que se plasma claramente en el Presupuesto aprobado en ambas cámaras. El Centro de Investigación y Formación de la República Argentina (CIFRA-CTA), en su último informe sobre el proyecto de Presupuesto 2019, señala: «Muestra una disminución de $74.000 millones en el FGS que se prevé destinar al pago de las prestaciones del Programa de Reparación Histórica. Se indica que estos recursos sean registrados como un ingreso de capital para la ANSES. Se continúa así con el uso de parte del FGS para financiar gastos corrientes (como se estableció en la Ley de Reparación Histórica) lo que –sumado a las desinversiones llevadas adelante por el ANSES– implica la paulatina desaparición de ese Fondo».

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