Economía

Entre hechos y datos

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El premio otorgado por la FAO al país por los logros en materia de seguridad alimentaria reavivó los debates acerca de los índices de pobreza. Reactivación económica y perspectivas de crecimiento.

 

clave. Un consumo interno fuerte para apuntalar la actividad productiva. (Jorge Aloy)

La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) premió a la Argentina por sus progresos en la lucha contra la inseguridad alimentaria. La FAO define a esta última como la «situación que se da cuando las personas carecen de acceso seguro a una cantidad de alimentos suficiente para el crecimiento y desarrollo normales y para llevar una vida activa y sana». La distinción fue recibida por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en el marco de la celebración de la conferencia anual de esa organización dependiente de la ONU.
Al mantener el nivel de subalimentación por debajo del 5%, la Argentina cumplió con los objetivos planteados en la Cumbre Mundial de la Alimentación de 1996 y la Cumbre del Milenio de 2000. Los países miembros se propusieron, en esos encuentros, reducir a la mitad el porcentaje de personas que sufren hambre.
La FAO estima que existen 795 millones de personas subalimentadas en el mundo (10,9% del total). La mayoría habita en los continentes asiático (511,7 millones de personas) y africano (232,5 millones). América del Sur es una de las regiones con mayores progresos en esta materia. En América Latina, la subalimentación descendió del 13,9% a menos del 5% en los últimos 25 años. En números, la cantidad de personas afectadas por este flagelo se redujo de 58 a 27 millones. El documento de la FAO titulado El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo destaca que los índices de hambre se encuentran por debajo del 5% en la Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica, México, Venezuela y Uruguay. La región asiática también registró una fuerte disminución de la cantidad de personas en situación de inseguridad alimentaria (de 741,9 a 511,7 millones). Esto se debió al fenómeno de movilidad social ascendente verificado en China e India. En líneas generales, la FAO sostiene que 72 países (sobre un total de 129) vienen cumpliendo los Objetivos del Milenio. La contracara de estos avances es la situación en el continente africano. El porcentaje de personas subalimentadas alcanza el 23,2% en el área subsahariana, 23,4% en África central y 33,2% en el área oriental. Este último valor es el registro más elevado a nivel mundial.
La distinción a la Argentina no estuvo exenta de cierta polémica doméstica a raíz del discurso de Cristina Kirchner. El debate se generó a partir de la mención referida a que menos del 5% de la población argentina estaba sumida en la pobreza. La realidad es que el INDEC dejó de publicar el índice de pobreza desde el primer semestre de 2013. La decisión oficial de discontinuar la serie histórica de pobreza e indigencia fue explicada por «problemas metodológicos, de empalme y de actualización». Desde entonces, el país no cuenta con indicadores oficiales de pobreza. Las únicas mediciones disponibles son elaboradas por instituciones privadas.  Las más conocidas son las difundidas por el Centro de Estudios Scalabrini Ortiz (CESO) y por el Observatorio para la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA). Las últimas estimaciones de tasa de la pobreza arrojan cifras muy disímiles: 16,8% (CESO) y 27,5% (UCA). El trabajo de la UCA fue cuestionado metodológicamente porque su encuesta sobreestima la participación de los sectores más pobres. Por su parte, los economistas Agustín D’Attellis y Pedro Gaite estiman en Medición y estudio en las condiciones de vida en la Argentina 2003-2013. Análisis a partir de un enfoque multidimensional que la cantidad de personas por debajo de la línea de la pobreza se redujo –entre 2003 y 2013– un 67% (pasó del 45,2% al 14,9%).

 

Estrategia local
La última medición oficial de pobreza aceptada por unanimidad fue la correspondiente al último semestre del 2006 (26,9% de la población). Nada indica que la situación económico-social haya empeorado a partir de 2007. Desde entonces, la tasa de desocupación descendió y las negociaciones paritarias permitieron mantener y/o incrementar los ingresos reales. Por otra parte, los sectores más vulnerables fueron los principales beneficiarios de diversas medidas adoptadas desde esa fecha (Asignación Universal por Hijo, Progresar, movilidad jubilatoria, entre otras). En resumen, la lógica indica que la tasa de pobreza debiera ser inferior a la incuestionada medición de finales de 2006. El último indicador oficial de actividad económica es el correspondiente al mes de marzo. Su difusión permite analizar el comportamiento económico durante el trimestre inicial del año. Como primera lectura se advierte una leve pero persistente reactivación económica. En efecto, la tasa de crecimiento económico viene registrando una tendencia ascendente: enero (0%), febrero (1,4%) y marzo (2%). Esta trayectoria determinó un crecimiento de la actividad del 1,1% interanual durante el primer trimestre de 2015. La construcción fue el sector productivo con mayores alzas al registrar un incremento interanual, en el primer trimestre, del 6,2%, empujado principalmente por la inversión estatal a través de la puesta en marcha de obras públicas y del programa Procrear.

Objetivo. El nivel de subalimentados en nuestro país, como en otros del continente, se mantiene debajo del 5%. (Jorge Aloy)

El crecimiento económico también se reflejó en la recaudación impositiva. El alza del consumo motivó un aumento del 34,83% en la recaudación del Impuesto al Valor Agregado interno.  Ese porcentaje es muy superior a cualquier índice de inflación que se tome como referencia. Este incremento evidencia que el consumo se está recuperando. En los últimos meses, la estrategia oficial estuvo centrada en impulsar el consumo apelando a un conjunto de herramientas como el programa Ahora 12 y la incorporación al sistema de más de 500.000 nuevos beneficiarios previsionales. Así, la nueva moratoria previsional permitió que la cobertura jubilatoria ascendiera a más del 94% del universo potencial.
El propio Banco Mundial (BM) revisó  la suba de las proyecciones de crecimiento de la economía argentina. El organismo financiero había estimado inicialmente una caída del 0,3% para 2015. Esa  proyección negativa fue remplazada por otra que prevé un aumento del 1,1%. Además, el organismo planteó que la economía argentina crecerá a un ritmo del 1,8 y 3% durante los próximos 2 años.
Esa mejora contrasta con las previsiones negativas para el resto de la región. En ese sentido, el BM estima una «dura transición» debido a los mayores costos de endeudamiento y menores precios de los commodities. El último informe de la entidad redujo la estimación de crecimiento para América Latina y el Caribe al 0,4% en 2015.
El Gobierno argentino apuesta a sostener la trayectoria ascendente del consumo interno a partir de la recomposición de los haberes jubilatorios (aplicando el índice de movilidad) y los salarios (mediante aumentos negociados en las paritarias). Los últimos incrementos anunciados para la Asignación Universal por Hijo (AUH) y asignaciones familiares –además del envío al Congreso Nacional de un proyecto de ley de movilidad que permitirá que se ajusten con el mismo índice que los beneficios previsionales– suponen una inyección adicional de 19.000 millones de pesos. El Ministerio de Economía calculó que esto agregará 0,4% de aumento del PBI y 0,5% en el consumo. La presidenta precisó que la mayoría de los ingresos por AUH se destinan  al consumo de alimentos, ropa, calzado y pañales descartables. La fortaleza del mercado interno será un dato clave para apuntalar la actividad económica en un contexto en el que, hace ya varios años, la región viene soportando un fuerte «viento de frente».
La debilidad de Brasil es otro dato negativo para la Argentina porque se trata de su principal socio comercial. Las estimaciones disponibles indican que la economía brasileña se contraerá un 1,2% durante 2015. El resultado puede ser aún peor de implementarse el férreo programa de ajuste impulsado por el ministro de Economía del vecino país, Joaquim Levy. El sector automotor es la rama productiva de la Argentina más afectada por la contracción de la economía brasileña. Las exportaciones de automóviles al Brasil se redujeron un 32% en el primer trimestre del año. Por su parte, los despachos de sustancias y productos químicos registraron una disminución del 26%.

Diego Rubinzal

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