Economía

Hoja de ruta

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En su primer proyecto de la ley de leyes, el Ejecutivo contempla ampliar los márgenes de financiamiento externo, concibe a la obra pública como traccionadora del crecimiento y prevé un recorte a Ciencia y Tecnología. Consecuencias de la apertura comercial.

En debate. El ministro de Hacienda, Alfonso Prat Gay, presentó el proyecto en Diputados. (Télam)

 

Al Presupuesto Nacional se lo conoce también como la «ley de leyes». La denominación es tal vez un poco exagerada pero su importancia radica en que define un plan de gobierno. El proyecto de ley enviado al Congreso tiene la particularidad de ser el primero que confecciona la alianza Cambiemos. Su diseño comprende un amplio abanico de temas como, por ejemplo, la cuestión tributaria. El discurso gubernamental sostiene que la reducción de la carga impositiva «liberará» al sector productivo y generará empleo.
Ese planteo, conocido en la jerga económica como «curva de Laffer», fue el fundamento utilizado por Ronald Reagan para justificar una regresiva reforma tributaria en 1986. Ese año, el presidente estadounidense redujo los impuestos a los sectores más pudientes (la tasa máxima del impuesto personal a la renta descendió del 50% al 28% y la de las corporaciones del 46% al 38%). La consecuencia del experimento no fue el prometido «derrame» de beneficios, sino la generación de un fabuloso déficit fiscal.
Las medidas adoptadas al comienzo de la gestión macrista también provocaron un rediseño regresivo del sistema tributario. La reducción del Impuesto a los Bienes Personales, la eliminación del Impuesto a la Ganancia Mínima Presunta a partir de 2019, la derogación del Impuesto a los Dividendos por la compraventa de acciones en el exterior, la reducción de impuestos internos para la compra de autos de alta gama y artículos de lujo y la reducción/eliminación de derechos de exportación, beneficiaron a los sectores más acomodados.
El resultado de ese combo fue la reducción de los ingresos tributarios y el incremento del déficit fiscal. La relación recaudación tributaria/PIB cayó del 28,71% (año 2015) al 25,33% (cifra proyectada para 2016). El Presupuesto 2017 prevé mantenerse en un nivel levemente superior al de este año (25,97%).
El secretario de Finanzas, Luis Caputo, reconoció, ante la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados, que el «espacio que queda para seguir tomando deuda es enorme». La política de desendeudamiento del kirchnerismo, lejos de ser una «pesada herencia», amplió los márgenes del financiamiento externo para el gobierno entrante.
El dato más preocupante es que la mayoría del endeudamiento proyectado para 2017 está destinado a la cobertura de gastos corrientes y refinanciación de deuda vieja. La contracara del megaendeudamiento es el creciente impacto presupuestario de los intereses de la deuda pública (ver cuadro) que irá reduciendo los grados de libertad de la política económica.

 

Los funcionarios manifiestan que la reactivación de la obra pública coadyuvará al crecimiento económico en 2017. En esa línea, el gobierno nacional sostiene que la concreción de grandes obras de infraestructura (Plan Belgrano, Plan Agua Potable, construcción de autopistas y rutas) será uno de los sellos de su gestión. Las estimaciones preliminares indican que –durante el primer año de gobierno– esas erogaciones no superarán el 1,7% del PIB, un importe alejado de lo ejecutado durante los últimos años del kirchnerismo (cercano al 4% del PIB). El gobierno proyectó para 2017 un crecimiento en términos reales. Aun así, la inversión pública apenas alcanzará al 2,21% del PIB. En resumen, el repunte de la obra pública puede ayudar a la actividad económica pero está lejos de ser la «locomotora»  prometida.

 

Menos investigación
El presupuesto asignado a Ciencia y Tecnología creció sostenidamente en los últimos años, pasó del 0,40% del PIB en 2003 al 0,75% en 2015. Por el contrario, el Presupuesto 2017 prevé un recorte para Ciencia y Técnica. «La propuesta de Presupuesto 2017 para el Ministerio de Ciencia y Tecnología (excluyendo Conicet y Conae) es de 2.053,53 millones, el monto implica una reducción, en términos absolutos, del 32,5% respecto a los fondos asignados al Mincyt en el presupuesto 2016, que fue de 30.43,55 millones… Una de las principales fuentes de financiación de la investigación científica y tecnológica en nuestro país es el Mincyt, a través de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica (Anpcyt). El presupuesto de la Anpcyt para 2017 es de 860,11 millones, mientras que en 2016 fue de 12.70,97 millones, lo que implica una reducción de 32,3 puntos», señala un comunicado del Consejo Directivo de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
El propio ministro Lino Barañao admitió ante los diputados que el presupuesto para su cartera «no es satisfactorio». De prosperar el recorte propuesto, la finalidad Ciencia y Técnica pasaría de representar el 1,52% del Presupuesto de 2016 al 1,34% el año próximo.