Economía | MERCOSUR

Integración más abierta

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Daniel Víctor Sosa

Las posibilidades del bloque están atadas al debate sobre la rebaja del arancel externo común. Expectativas ante el resultado de las elecciones en Brasil.

En Paraguay. Entre el 21 y 22 de julio pasado se llevó adelante en Asunción la 60 Reunión Ordinaria del Consejo del Mercado Común y Cumbre de Presidentes del Mercosur y Estados Asociados.

AFP/Dachary

El rumbo del Mercosur depende en gran medida del resultado de las elecciones que el domingo 2 de octubre consagrarán el retorno de Lula Da Silva o la continuidad de Jair Bolsonaro al frente de la presidencia de Brasil. De momento, la tendencia es a reducir barreras de protección. En el fondo, las discusiones giran en torno al grado de autonomía y competitividad posibles en esquemas que contemplen una mayor inserción en cadenas de valor regionales y globales. La paulatina recuperación productiva y comercial, después de los efectos recesivos y disruptivos que la pandemia provocó en la economía mundial, planteó nuevos retos para crecer con equidad social, cuando el Covid-19 agudizó las desigualdades. O la necesidad de incorporar tecnologías y afrontar la crisis climática y ambiental.
Por lo pronto, el aumento de los precios internacionales de los commodities (por la guerra Rusia-Ucrania) permitió que durante 2021 y lo que va de 2022 las exportaciones del bloque alcanzaran niveles cercanos a sus máximos históricos. De este modo, los envíos del Mercosur no solo recuperaron el terreno perdido en 2020, sino que se alcanzaron niveles absolutos que superaron entre un 20% y un 30% los registros de 2019 (prepandemia). La expansión del comercio (tanto intra como extra regional) está en parte ligada a mayores facilidades importadoras de insumos y bienes de capital, mediante la rebaja del arancel externo común (AEC). 

Barreras
Si bien se admite que el promedio del AEC es elevado, en particular a nivel de los primeros eslabones de las cadenas productivas, los socios no coinciden en cuanto al ritmo, la cobertura y los porcentajes de la reducción a implementar. Brasil, el principal impulsor de una mayor apertura, disminuyó su ambición, desde su propuesta original de rebaja del 50%, al 20%, en dos etapas. En esa dirección, el Palacio de Planalto (en Brasilia) hizo punta en mayo pasado y redujo la barrera un 10% para unas 6.000 posiciones, el 87% del universo arancelario (aunque sin abarcar a los productos que son objeto de algún tipo de excepción al AEC, como son el sector automotor, lácteo, textil y juguetes). 
El resto de los socios del Mercosur adhirió a esa rebaja del 10% durante la última reunión del Consejo del Mercado Común en julio, para las posiciones con aranceles de entre 4% y 14% (mientras se suprimió el arancel para las que estaban en 2%). Ese universo incluye, en su gran mayoría, materias primas e insumos que en general Argentina no produce, por lo que se espera que la rebaja pueda contribuir a la mejora de la competitividad de determinados productos finales.
Los Estados parte también podrán reducir un 10% los aranceles que en la actualidad están entre 16% y 35%. Algo que ya descartó la delegación nacional, a la vez que logró que se aceptara su propuesta de excluir de la reducción a los sectores automotor, tejidos, confecciones, calzados, juguetes, lácteos y duraznos enlatados.
El otro foco de la agenda común es el de las propuestas de flexibilización de la normativa, con vistas a permitir negociaciones bilaterales con países o grupos extra regionales. Como así también la administración de los cupos comprometidos en acuerdos ya negociados. 

Socios
El principal promotor de esta vía es Uruguay, que propuso un Plan de Negociaciones Externas que incluya a: Estados Unidos, China, Japón, Reino Unido, India, Unión Económica Euroasiática, Consejo de Cooperación del Golfo, Turquía, Nigeria, Tailandia y Malasia. El Gobierno con sede en Montevideo alentó modalidades tales como ofertas individuales, plazos diferenciados, ritmos de negociación diferentes, y defendió la opción de negociaciones individuales. Si bien la propuesta no tuvo consenso, Uruguay inició el estudio de factibilidad para la firma de un acuerdo de libre comercio con China, que constituye el paso previo al lanzamiento de la negociación. 
El bloque cuatripartito, en tanto, mantiene el diálogo exploratorio con la Alianza del Pacífico, y las conversaciones con Ecuador y los países de Centroamérica y Caribe, mientras en agosto se cerró un acuerdo con Singapur, que entrará en vigencia tras su revisión legal. Mucho más relevante sería el avance efectivo del preacuerdo con la Unión Europea (UE), anunciado en junio de 2019. Lo cual, en el caso de la UE, está sujeto a la resolución de aspectos sobre propiedad intelectual y a un documento adicional sobre el medioambiente, que según declaró el eurodiputado Jordi Cañas, podría presentarse antes de fin de año, una vez que sus términos sean aceptados por ambas partes. Uno de los obstáculos para avanzar, agregó, es la situación de la Amazonia, afectada por la deforestación. Por esto la adenda debe incluir compromisos adicionales significativos para disipar las dudas que genera el compromiso asumido por Brasil en esta materia. Si esto ocurriera, durante 2023 podría retomarse el proceso de ratificación.