La devaluación y la rebaja o quita de retenciones reforzaron las rentas extraordinarias de los grandes grupos empresarios concentrados, pero la menor demanda interna y externa demora el repunte productivo fuera de la Pampa Húmeda.
30 de junio de 2016
Minería. La eliminación de los derechos aduaneros sobre el sector incrementará sus ganancias para este año en 1.786 millones de pesos. (Nicolás Pousthomis)
La transferencia de recursos del Estado mediante la baja de retenciones a la exportación fue inmediata: se efectivizó apenas una semana después del recambio en la Casa Rosada. La medida favoreció mayormente a unos pocos grupos empresarios, mientras el conjunto de la población deberá seguir esperando que se derramen los prometidos beneficios, eventualmente a partir de 2017; si no es el caso, se volverá sobre la idea en los años siguientes.
En las economías regionales, en particular, los resultados que el gobierno nacional anticipó están lejos aún de producirse. Entre otras razones porque continúan las dificultades para acceder a mercados externos (en especial a Brasil) y persiste la baja de precios internacionales (como en el caso de los lácteos y otros rubros). A esto se suman la alicaída demanda interna, por la recesión, y por los tiempos que exige la maduración de inversiones orientadas a la baja de costos (programadas, pero que en muchos casos ni siquiera empezaron a concretarse).
A la mayor rentabilidad concedida a través de la devaluación de la moneda (en torno al 50%) se sumó este año la quita de retenciones a sectores agrícolas, mineros e industriales, por cerca de 3.800 millones de dólares (53.746 millones de pesos). Los cálculos detallados los acaba de revelar el Ministerio de Hacienda y Finanzas, ante una consulta que formuló a la Jefatura de Gabinete de Ministros la senadora nacional (FPV-Entre Ríos) Sigrid Elisabeth Kunath.
Solo en el caso de la soja, el costo fiscal anual de reducción de retenciones a las exportaciones equivale a 936 millones de dólares. De ese total, un 70% corresponde a recursos cedidos al complejo sojero por el Tesoro nacional, mientras que el resto lo resignaron las provincias. Al pagar menos retenciones, los productores y exportadores de la oleaginosa –especialmente los más grandes– se llevan este año un plus de 59,6 millones de dólares en Buenos Aires; 24,2 millones en Santa Fe; y 24,1 millones en Córdoba. La pérdida de recursos fiscales, en rigor, afecta a todos los distritos, ya que la distribución se hace en parte a través del Fondo Federal Solidario.
Y esto es solo el comienzo. Este año la oleaginosa pasó a pagar 5% menos de retenciones (de 35% a 30% para el poroto; de 32% a 27% para el aceite y los pellets). En 2017 se aplicará otro recorte de similar proporción, con la mira puesta en una eliminación total del impuesto en 2021.
Detalle
Las planillas del Ministerio de Hacienda y Finanzas desglosan otros traspasos de fondos públicos al sector agropecuario. En el rubro «Otras oleaginosas y derivados» sobresalen los 2.023 millones de pesos de costo fiscal por la eliminación de las retenciones al aceite de girasol; mientras en «Cereales» se contabilizan 17.267 millones menos. Este último renglón (equivalente a 1.233 millones de dólares) corresponde a la supresión de los derechos de exportación para el maíz (778 millones de la moneda estadounidense); el trigo (343 millones); la cebada (78); y el sorgo (33). Mientras que el «Resto de productos agropecuarios» obtendrá este año 3.750 millones de pesos adicionales (unos 267 millones de dólares) por decisión de las autoridades nacionales.
La nueva estructura impositiva se sustenta en parte con la inflación, que sufren especialmente los sectores de menores ingresos a través de la suba de precios internos de los productos involucrados, lo que refuerza la transferencia de recursos hacia los sectores concentrados.
El criterio gubernamental subvenciona también al sector minero: la eliminación de las retenciones respectivas les añadirá este año ganancias por 1.786 millones de pesos (128 millones de dólares). Y mucho más se concedió a la industria, donde un conjunto de actividades recibirá a lo largo del año 13.181 millones de pesos (941 millones de dólares).
De menor magnitud es el beneficio concedido a las llamadas economías regionales. En total se contabilizan 6.419 millones de pesos (en dólares, 458 millones), básicamente concentrados en la eliminación de derechos de exportación para carnes y despojos comestibles (un 40% de este conjunto); pescados y crustáceos, moluscos y demás invertebrados y sus preparaciones (31%); y frutas y frutos comestibles, cortezas de agrios, melones o sandías y sus jugos (29%).
Las medidas adoptadas «tienen como objetivo lograr un mayor nivel de actividad, que compensará el efecto del costo fiscal asumido», respondió el jefe de Gabinete, Marcos Peña, ante una consulta del senador Rodolfo Urtubey (FPV-Salta). Lo cierto es que por ahora solo se ve una mayor concentración de recursos en manos de los distintos complejos y una tendencia declinante de los fondos del fisco.
La AFIP recaudó por derechos de exportación algo menos de 7.900 millones de pesos en mayo, unos 60 millones por debajo de un año atrás. Para el acumulado del primer semestre se estima una cifra apenas superior a la de enero-junio de 2015, cuando el volumen de envíos de los sectores favorecidos por el recorte impositivo experimentó distintos grados de incremento.
Tampoco se advierte un panorama claro en cuanto a las exportaciones de productos regionales. Solo en nueve distritos se advierten subas en los envíos externos durante el primer trimestre, mientras en quince se produjeron bajas. Si se excluye a Córdoba y Santa Fe, donde las exportaciones tienen un fuerte componente fabril, mejoraron las cifras de Santiago del Estero (99%), Chaco (77%), Jujuy (76%) y en mucho menor medida La Pampa, Salta, Tucumán y Catamarca. Esos avances contrastan con el fuerte descenso de las exportaciones de Corrientes (31,6%), Misiones (20,7%), Formosa (15,2%), San Juan (14,8%) y Río Negro (14,6%). También exhiben bajas La Rioja, San Luis, Entre Ríos, Buenos Aires, Mendoza, Santa Cruz, CABA, Chubut y Tierra del Fuego.
Los informes oficiales resaltan la recuperación en la producción de limones, hortalizas, legumbres y preparados, pero admiten a la vez los problemas en la producción de peras y manzanas, aceitunas, cítricos, ajos y cebollas. Todo ello, debido a la caída de compras de Brasil y otros clientes externos, o a los menores precios, en los casos del algodón, la yerba y otros productos.