Economía

Luces rojas

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El aumento en las compras de autopartes y unidades 0 km de origen extranjero está desplazando cada vez más la participación de vehículos nacionales, lo que profundiza el déficit comercial. Brasil y Unión Europea, los grandes ganadores.

6 a 1. Es la relación de piezas de automotores importadas y exportadas durante el año pasado, medido en dólares. (Archivolatino)

El desbalance comercial en el subsector de autopartes creció un 32,5% interanual en el primer trimestre y asume ya tal magnitud que representó más del 72% del déficit comercial total de Argentina en enero-marzo, según precisó la Asociación de Fabricantes de Autocomponentes (AFAC). El gobierno nacional, a través del nuevo ministro de Producción, Dante Sica, y las terminales automotrices siguen hablando del Plan Un Millón, en referencia al deseado horizonte productivo local, como si nada hubiese sucedido a nivel macroeconómico en los últimos meses.
La única medida que se tomó para paliar el derrumbe sectorial y morigerar los desequilibrios estructurales del frente externo fue –a pedido de las terminales– reducir aranceles al 2% para un listado de más de 130 autopartes. Si bien la medida alcanza solo a componentes no producidos en el país, los fabricantes locales ya manifestaron su inquietud por la nueva vuelta de tuerca aperturista.
Los informes más recientes de la AFAC revelan la acelerada extranjerización del parque automotor local. En 2011 el 54% de los automóviles en circulación estaba compuesto por vehículos importados. Pero ese no despreciable porcentaje aumentó hasta el 63% en 2017. En tanto, en los comerciales pesados (camiones y ómnibus), la participación de vehículos importados en el total fue de 77% en 2011 y saltó al 82% en 2017. Las estadísticas oficiales muestran que el ritmo de ingreso externo de unidades se mantuvo por lo menos hasta mayo, cuando comenzó la corrida cambiaria. Las adquisiciones en el exterior del rubro «Vehículos automotores de pasajeros»fueron en los primeros cinco meses del año superiores en un 18% respecto de las del mismo período de 2017, precisó el Indec. Eso demandó, durante ese lapso, casi 440 millones de dólares adicionales (2.867 millones frente a 2.430 millones).

Por partes
En el caso de las autopartes, el déficit comercial fue récord en 2017: ascendió a 8.350 millones de dólares, con lo cual por cada dólar exportado se importaron más de seis. Y en el primer trimestre de 2018, el rojo alcanzó los 1.804 millones, ya que las compras aumentaron 26% (pese a que la fabricación de vehículos aumentó solo un 20%), mientras que las exportaciones subieron solo un 1,7%.
La situación en este subsector replica la que se observa en autos y camiones terminados (ver recuadro). El mayor déficit del comercio de piezas, durante el primer trimestre, fue con Brasil: la brecha con respecto a enero-marzo de 2017 se amplió en casi un 40%, debido a una suba de 29% en las importaciones frente a un alza de solo un 6,5% en las exportaciones. El país vecino explica así una cuarta parte del déficit global del intercambio de autopartes. Los dirigentes de AFAC advierten que en la actualidad se está lejos de cumplir el «flex», es decir, el acuerdo que establece, hasta mediados de 2020, la cantidad de vehículos y piezas que comercian Argentina y Brasil, y que para la industria radicada en el país es de 1,5 dólar importado por cada dólar exportado. Esa proporción fue en realidad de más de 2 dólares durante el período julio 2015-enero 2018, aseguran los ejecutivos del rubro.
Un escenario de similares características preocupantes se aprecia con la Unión Europea, con la que se registra el segundo mayor déficit en el comercio de autopartes. El rojo se amplió un 41% interanual en el primer trimestre, de 321 a 454 millones de dólares, ya que las exportaciones de productos locales bajaron un 13,7%, mientras que las importaciones subieron un 31,7%. En términos de volumen y detrás de Brasil, debe agregarse la creciente participación de China como proveedor de autopiezas para los vehículos que se arman en el país o se utilizan como repuestos. El gigante oriental ya ocupa el 10,7% del mercado interno respectivo, luego de agrandar su cuota en un 34,7% interanual durante el primer trimestre.  
Los análisis sobre las perspectivas de producción de vehículos y autopartes en el segundo semestre son coincidentes en pronosticar un fuerte retroceso. En junio las terminales registraron una baja mensual del 15,8% e interanual del 13,4%, que fue atribuido al paro de camioneros en Brasil y a los paros locales de la CGT y la Aduana. Esto afectó el normal funcionamiento de la industria y llevó a contabilizar solo 17 días hábiles de actividad. Lo cierto es que el uso de la capacidad instalada en la actividad automotriz fue de apenas 55,2% en mayo, según reportó el Indec, y es previsible una tendencia descendente; mientras que las consultoras del ramo esperan, con suerte, una fabricación apenas superior a las 473.000 unidades del año pasado, es decir, menos de la mitad del millón anhelado. El propio presidente de la Asociación de Fábricas de Automotores (Adefa), Luis Peláez Gamboa, admitió en ese sentido que la «turbulencia» macroeconómica «afecta la comercialización: vimos que las actividades para futuras ventas han tenido caídas del 25% al 30%. Las ventas diarias de 3.500 unidades venían bien y ahora están en 2.500 o 2.800 unidades».
Menos autos, fabricados en su totalidad o parcialmente fuera del país, perfilan una industria que el modelo económico ajusta hasta su mínima expresión.

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