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Malas apuestas

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Mirta Quiles

Tres firmas de insumos agropecuarios se declararon en cesación de pagos en las últimas semanas de 2024. Problemas financieros, retenciones y un modelo de negocios.

Nada nacional. El icónico grupo argentino hoy es controlado por capitales mayoritariamente estadounidenses y canadienses.

Foto: Nacho Martin

Primero, fue la proveedora de insumos agrícolas Surcos la que se declaró en cesación de pagos por US$500.000. A los pocos días, Los Grobo Agropecuaria (producción de granos) y Agrofina (venta de insumos agrícolas, además de la producción, acopio y comercialización de granos), las dos del grupo Los Grobo, denunciaron incapacidad de pago. El default de pagarés bursátiles de las empresas emblemáticas del sector, fue por US$100.000 y $400 millones, respectivamente, aunque se estima que, hasta marzo, rondaría los US$10 millones.

La responsable de Relaciones con el Mercado de Los Grobo Agropecuaria S.A., informó el último viernes del año, en el Mercado Abierto Electrónico (MAE), que «ante la creciente iliquidez en el mercado de pagarés bursátiles para emisores del agro sumado a la imposibilidad de cobro de ciertos créditos en su favor de (LGA) y las dificultades financieras de una compañía relacionada (Agrofina), LGA no pudo realizar el pago de un pagaré bursátil por US$100.000, cuyo vencimiento operó el día 26 de diciembre». Cerca de un mes antes, los directores de la Red Surcos, habían esgrimido una explicación similar.

Ambas empresas de Los Grobo, hoy están vinculadas y controladas por el fondo de inversión Victoria Capital Partners (VCP), un grupo inversor de capitales mayoritariamente estadounidenses y canadienses. Gustavo Grobocopatel, el empresario que da el nombre al grupo, se apuró a desvincular a la familia fundadora, al señalar que desde hace 8 años solo conservan el 10% de la firma. Mientras que el caso de Surcos –empresa santafesina de capitales nacionales, productora de insumos fitosanitarios– tiene un condimento que acaso sirva para comenzar a responder algunas preguntas que el sector comenzó a hacerse desde fines de noviembre ante los temores por un posible «efecto dominó».

La Comisión Nacional de Valores, (CNV) denunció públicamente a Red Surcos por la presunta comisión del delito de engaños a inversores. Determinó una suspensión provisoria sobre la compañía y luego un embargo al considerar que el financiamiento en el mercado de capitales y el impago posterior constituyó un delito al haber emitido obligaciones negociables «sin difundir información que permitiera conocer sobre su real situación financiera». Los pagarés bursátiles –una buena inversión para los financistas– fueron utilizados por las empresas del agro, en especial las que venden insumos, para financiar a los productores afectados por la sequía, como una forma de aliviar los abundantes stocks.

Nada nuevo bajo el sol. Tras la devaluación de diciembre de 2023, las empresas del agro se estoquearon en granos e insumos pagando con dólares caros (hasta $2.000 por dólar). La apuesta tenía como foco futuras correcciones bruscas (devaluaciones) de la moneda norteamericana; pero no sucedió. La sobrevaloración del peso durante todo 2024 llevó a las empresas a comenzar a vender en peores condiciones. Valga como ejemplo el mercado de agroquímicos. Bajó su demanda desde US$4.300 millones de 2023 a US$2.900 millones en 2024. Una caída del 32%. A esta mala lectura, se agregó la caída de los precios internacionales de granos. De los US$650 por tonelada de soja de junio 2022, el último día de operaciones de 2024, apenas alcanzó los US$371/tn. El resto de los commodities del agro no corrieron con mejor suerte. Los US$203 /tn a los que cerró el futuro de trigo en Chicago, está un 12% por debajo del año anterior, mientras que el maíz cerró el año a US$181/tn, un 2% por debajo de diciembre de 2023, de acuerdo con un reciente informe de la Bolsa de Comercio de Rosario. Entre diciembre de 2022 y mismo mes de 2024, los valores promedio de los tres granos, registraron caídas del orden del 30%. Por su parte, el poder de compra de los granos cierra el año en la plaza local a su valor más bajo desde 2017 para soja y trigo, mientras que el maíz cotiza en mínimos desde 2020. Y como «yapa», se sumaron retrasos en los pagos por ventas de insumos por parte de productores afectados por las últimas sequías.

Ahora bien, estos tres, ¿son solo casos aislados?, ¿es un fenómeno sistémico que se expandirá en el corto plazo? Y la pregunta del millón: estas tres empresas, ¿son un «negocio sano desde lo operacional», solo con «dificultades financieras»? 


Cálculo mal hecho
La presencia de fondos de inversión en la producción agropecuaria nacional no es una novedad. Es una de las tantas improntas que dejó la década del 90 en el sistema productivo argentino. Ese es el caso de las dos empresas de Los Grobo/VCP pero no el de Surcos. Sin embargo, durante 2023 y 2024, y no solamente esos años, el comportamiento financiero de ambas firmas fue similar.
La situación general actual del agro no hace prever un efecto dominó. Menos aun cuando fueron directos beneficiarios de la devaluación del 118% de diciembre de 2022, además de seguir usufructuando del «dólar blend», lo que aleja al sector de las recordadas cataratas de quiebras de los 90.

«Fue un cálculo mal hecho, suponían que los derechos de exportación iban a bajar; y que la baja de derechos de importación iba a impactar más. Dentro de sus cálculos pensaban que Milei iba a dolarizar, que iba a prorrogar el Impuesto País. Y, además, le erraron al precio internacional. Hay un desajuste pero que se corrige, no creo que provoque más ruido que esto», sostiene Ernesto Mattos, director del Instituto de Estudios para el Desarrollo Productivo y la Innovación, de la Universidad Nacional de José C. Paz.

Soja y trigo. El poder de compra de los granos cierra 2024 en la plaza local a su valor más bajo desde 2017 para los dos.

Foto: Getty Images

Sin embargo, apenas comenzado el año, la calificadora de riesgo Fix puso el foco en firmas como ALZ Semillas (comercialización y distribución de semillas), Metalfor (uno de los principales fabricantes de maquinaria agrícola en el país), Fuhrmann (líder en el procesamiento y exportación de lana) y Atanor (una de las principales productoras de agroquímicos), todas con perspectivas negativas o en «Rating Watch Negativo». Las cuatro empresas poseen una abultada deuda a corto plazo, y si bien nada indica que puedan seguir el camino de Surcos y Los Grobo, todo depende del manejo financiero.

Y también de las expectativas de los agentes económicos. En la última encuesta realizada por la Universidad Austral, que busca medir la confianza de los productores, el 60% de los entrevistados dijo apoyar la gestión de Gobierno. Hubo un 4% que afirmó incluso que Milei superó sus expectativas. Un 64% redondo. «El 56% piensa que es un buen momento para realizar inversiones en activos fijos», releva el trabajo. «Se valora la gestión macroeconómica a pesar de que siguen vigentes los derechos de exportación», argumentaron los encuestados. «En 2015 la presión impositiva era del 31% del PIB. En 2023 cerró en 27%; un 4% en 10 años. ¿No tuvo impacto? La discusión es otra, presionan sobre el tipo de cambio, quieren más pesos por dólar», asegura Mattos.

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