8 de julio de 2015
La evasión impositiva y la fuga de capitales se perfeccionan constantemente en el mundo. En la Argentina es un fenómeno de carácter estructural ahora investigado por el Congreso Nacional.
A fines de marzo el Parlamento sancionó la Ley 27.094 de creación de la Comisión Bicameral Investigadora de Instrumentos Bancarios y Financieros Destinados a Facilitar la Evasión de Tributos y la Consecuente Salida de Divisas del País. Si bien el disparador para poner en marcha la comisión fue el envío por parte de la dirección de Finanzas de Francia de fichas de los clientes argentinos de la sucursal del HSBC Bank en Ginebra, el trabajo de la bicameral excede el caso puntual de la existencia de 4.040 cuentas no declaradas de titulares nacionales durante 2006 y 2007 en aquel banco. «Es imprescindible que el trabajo de la Comisión determine si existe un comportamiento habitual y sistémico de la banca extranjera que opera en el país y de empresarios poderosos con capacidad de asignar recursos en contra de los intereses argentinos. Y en tal caso, proponer los cambios legislativos necesarios a la regulación vigente en materia cambiaria y financiera que permitan obturar estas formas de funcionamiento del capital», señaló el diputado –y presidente de la bicameral– Roberto Feletti. Integran además la comisión los diputados Carlos Heller (Partido Solidario), Luis Cigogna (FpV), Marcelo D’Alessandro (Frente Renovador) y Ricardo Buryaile (UCR); los senadores Pablo González (FpV); Graciela De la Rosa (FpV), María de los Angeles Higonet (PJ); Liliana Negre de Alonso (Justicialista, San Luis); y Mario Cimadevilla (UCR).
La fuga de capitales en nuestro país reviste las características de un fenómeno estructural, que se relaciona principalmente con el comportamiento de los sectores concentrados de la economía. Magdalena Rua en Fuga de capitales V. Argentina, 2014. Los «facilitadores» y sus modos de acción, afirma que los principales operadores «del mercado de servicios offshore resultan ser las entidades de profesionales, especialmente grandes firmas contables y estudios jurídicos, y bancos internacionales. Todos ellos creadores y promotores a gran escala de un amplio espectro de productos, complementarios entre sí, que logran la disminución de la carga impositiva de los grandes contribuyentes (familias ricas y corporaciones) y facilitan la transferencia al exterior de sus riquezas».
Como ejemplo, basta recorrer los últimos 45 años para tomar real dimensión del tema. En 1970 el stock de capitales acumulados en el exterior ascendía a 921 millones de dólares. Casi 20 años después (1989) alcanzaba los 43.078 millones. Durante los 7 años de la dictadura cívico-militar, tuvo lugar el mayor crecimiento de este mecanismo: entre 1975-1983, trepó de 3.566 millones a 32.214 millones de dólares. No obstante, la recuperación del sistema democrático no revirtió la modalidad. Entre 1992 y 2001 –vigencia de la Convertibilidad– la salida de activos al exterior se ubicó entre los 60.000 y 73.000 millones de dólares, alcanzando en 2001 los 120.000 millones de dólares. Poco más de una década después, en 2012, y de acuerdo al trabajo de Jorge Gaggero Fuga de capitales III. Argentina (2002-2012) utilizando el método residual de balanza de pagos, el stock de capitales fugados alcanza los 373.912 millones de dólares (ver recuadro).
Las primeras actividades de la Comisión investigadora tuvieron como eje citar a los representantes de la AFIP, Ricardo Echegaray; del Banco Central, Alejandro Vanoli; de la Superintendencia de Entidades Financieras y Cambiarias, Germán Feldman; y de la Unidad de Información Financiera (UFI), José Sbattella.
«El HSBC fue el facilitador de operaciones con las que se fueron del país ilegalmente, por lo menos, 3.500 millones de dólares. Son actos de piratería financiera internacional», denunció ante la comisión el titular de la AFIP. Echegaray, además dio detalles sobre la denuncia del organismo contra el holding financiero y sus directivos por asociación ilícita. Vanoli subrayó que «se generaron distintos regímenes informativos porque en los años 90 el Central desmanteló todas las estructuras de control sobre el sector externo». Feldman informó que a partir de la denuncia de la AFIP sobre las cuentas argentinas en la filial suiza, la superintendencia instruyó una supervisión integral en el HSBC y «que se están llevando adelante 21 sumarios cambiarios y financieros, ya que se detectaron irregularidades en registros de transferencias desde y hacia el exterior». Sbattella, por su parte, advirtió acerca de la necesidad de que la Justicia argentina impute, o al menos cite como testigo, al exdirectivo del JP Morgan, y ahora arrepentido, Hernán Arbizu, ya que puede ser extraditado por la Justicia estadounidense y perderse así toda la información que posee sobre el sistema armado para evadir dinero.
Arrepentidos
«Un particular o empresa manifiesta a una institución financiera su voluntad de depositar fondos en el exterior o el mismo banco sugiere a su cliente el beneficio de sacar los fondos. Para hacerlo, la misma entidad financiera abre una cuenta en el exterior o la hace abrir por una oficina externa que realiza esa tarea en directa conexión con la mencionada institución financiera y transfiere los fondos por sí, en algunos casos, o a través de una casa de cambio, en otros. El sistema era así de sencillo», señala el informe elaborado por el área de Economía y Tecnología de Flacso, a cargo de Eduardo Basualdo, a pedido de la Comisión Especial Investigadora de Fuga de Divisas creada en 2001 en Diputados para investigar el accionar de empresas y personas durante la debacle social política y económica del nuevo milenio.
Casi con las mismas palabras –y 14 años después– describió este mecanismo el exfuncionario del JP Morgan Hernán Arbizu, quien se autoincriminó en una denuncia presentada en la Justicia y tiene una causa en Estados Unidos. «Yo participé en ese esquema de evasión cuando trabajaba en JP Morgan», señaló el arrepentido, y tras relatar cómo funcionaba la plataforma para evadir impuestos a través de sociedades offshore, dijo: «Trabajé en el Deutsche Bank, en el Bank Boston, Unión de Bancos Suizos (UBS), JP Morgan, y Citibank, haciendo este trabajo, y siempre con foco en la Argentina, lo que demuestra que HSBC no es una caso aislado».
Para profundizar la investigación sobre la conducta sistémica de la banca extranjera en crear mecanismos «institucionalizados» de facilitación de fuga de capitales y evasión de impuestos, la bicameral se trasladó a París, Francia, para reunirse con Hervé Falciani y Stéphanie Gibaud, dos exempleados del HSBC y UBS, respectivamente, que hicieron pública información confidencial de ambas entidades sobre operaciones de evasión impositiva y fuga de capitales.
«El HSBC no es, a nuestro juicio, un caso aislado o una anomalía en un sistema de funcionamiento, sino una cosa muchísimo más grave, que tiene escala mundial», sostuvo el diputado Carlos Heller, integrante de la comisión bicameral tras la reunión con los exempleados. Y agregó: «Lo que nosotros estamos analizando es justamente si existe una conducta sistémica de la banca extranjera, habilitando oficinas de lo que se llama banca privada, que en realidad es un nombre elegante para esconder instrumentos creados para facilitar la fuga y la evasión. Nuestro interés es poder avanzar en entender con la mayor claridad posible cuál es la extensión que este fenómeno tiene. Porque la impresión es que se trata de una práctica bastante generalizada en este segmento del sistema financiero. Y corroboramos esto con lo que ha sucedido a nivel mundial. El HSBC, la Banca Morgan, el UBS, el Citi, han pagado multas multimillonarias en distintos países para resolver las cuestiones penales y quedar eximidos de las acciones judiciales correspondientes. Pero de hecho han admitido la existencia de esas actividades irregulares».
Para Feletti, «lo útil de los testimonios de Gibaud y Falciani es que completan el de Arbizu en la visión del comportamiento global. Los tres dicen que los bancos globales dejaron de ser simples intermediarios entre el ahorro y la inversión, captar depósitos y colocar créditos, para convertirse en gestores de fortunas y ampliación de esas fortunas. Entonces se vinculan con los ricos muy ricos y no tan ricos y les ofrecen servicios que pasan por la evasión fiscal por un lado y por la valorización financiera de esos capitales a través de distintos vínculos. Y ese es el rol esencial de la banca global».
Ante un mecanismo que es sistémico y global, y que, como puede verse, nada tiene que ver con la seguridad jurídica de los países, su regulación también debe pensarse globalmente. «Es necesario que las grandes organizaciones internacionales como el G-20 tomen medidas en serio para poner trabas a estas operaciones ilícitas», afirma Heller. Y agrega: «Existen muchas cosas que se pueden hacer localmente, porque si no nos deberíamos sentar a esperar a que los organismos internacionales resuelvan el tema. Por primera vez los organismos públicos de control argentinos empezaron a actuar en forma coordinada. Es un avance notable que el Banco Central, UIF, Procelac, CNV y AFIP actúen en forma conjunta. Todo esto se pudo hacer a partir de importantes cambios legislativos. Una fue la reforma de la Carta Orgánica del Banco Central que le permitió adquirir un nuevo rol en la regulación. Otra fue la nueva Ley de Mercado de Capitales. El desafío ahora es modificar la Ley de Entidades Financieras que conserva una concepción neoliberal».
—Mirta Quiles