Economía | PRESUPUESTO 2025

Números a contramano

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Cristian Carrillo - Fotos: Jorge Aloy

El avance de la Ley de Leyes presentado por el ministro de Economía muestra proyecciones y objetivos optimistas en un contexto de recesión que no encuentra fin.

Congreso nacional. Hace más de dos meses el Gobierno giró al Parlamento un «avance» de presupuesto.

El ministro de Economía, Luis Caputo, envió a principios de julio el adelanto de Presupuesto 2025 al Congreso. Lo hizo antes de tiempo y como previa a lo que será la ley para la administración pública, que debe presentarse antes del 15 de septiembre próximo. Ese adelanto, con objetivos y proyecciones para el 2025, establece un dólar oficial para diciembre de $1.016, una inflación de 139,7% para el 2024, y el fin del Impuesto PAIS en cinco meses. Caputo, además, proyecta una caída de la economía del 3,5% para este año y prometió más ajuste para 2025.

El Gobierno nacional apuesta así a lo que denominó «la Fase 2» de su programa económico, con eje en el equilibrio fiscal, pero a costa de una economía real que sigue mostrando derrumbes significativos, con un consumo golpeado por el deterioro del poder adquisitivo de los ingresos de la población y la crisis del mercado interno con parálisis productiva en sectores clave. El interrogante es si, en la coyuntura actual, es posible llegar a estos números optimistas que plantea el Gobierno libertario, donde los datos de la industria y el comercio dan cuenta de la magnitud de la recesión.

«Durante 2025, se plantea continuar en esta senda de equilibrio fiscal para corregir definitivamente los desajustes y sostener las condiciones de estabilidad macroeconómica que permitan el despegue definitivo de las potencialidades productivas del país, generando un ambiente favorable para el incremento de la inversión privada, una mejora de la productividad, y el crecimiento de la actividad, del empleo y los ingresos», detalla el texto enviado por el Ejecutivo.

La desaceleración de la inflación fue impulsada por una brusca caída de la actividad, con profundos impactos en términos sociales como productivos. «Un programa de Gobierno como el que se ha aplicado en el primer semestre de la gestión de Milei, donde la economía real, el salario y la producción son variables de ajuste, llevan a pensar en el fuerte sesgo antiproductivo y desindustrializante que tienen las recetas del FMI. Esta situación está lejos de verse revertida», señala un informe del Observatorio de Coyuntura Internacional y Política Exterior (Ocipex). Para las empresas argentinas, así como para trabajadores y sectores medios, el siguiente semestre no parecería demasiado prometedor. Con nuevos aumentos tarifarios, y al calor de la continuidad (e incluso la agudización) de las medidas de ajuste al gasto y las políticas de carácter recesivo, queda en duda la ilusión del Gobierno de la recuperación de la economía.

Desindustrialización en marcha
Dentro de las principales proyecciones macroeconómicas para 2024, el avance de Presupuesto señala con respecto al Producto Interno Bruto (PIB) que se espera «una caída del 3,5%», en tanto que por sectores destaca que «el sector Agropecuario crece 34,6%, la producción de soja sube de 25,0 a 49,7 millones de toneladas (MT) (+98%) y la de maíz de 41,4 a 56,0 MT (+35%), y la Industria y el Comercio –los sectores de mayor peso– se proyectan con bajas de −9,8% y −9,1%». A su vez, prevé caídas de 6,6% en el consumo privado y del 7,8% en el consumo público, en tanto que la inversión tendría una contracción del 17,2%. A su vez, en materia comercial, las cantidades exportadas se incrementarían 20,9% y las importadas caerían 17,7%.

Pymes. Con bajas cercanas al 10% de la industria y el comercio este año, el sector cruje.

Una caída proyectada del 9,8% en la industria se asienta sobre diferentes indicadores de la producción que reflejan desplomes significativos en el primer semestre del año, y que ponen en tela de juicio la recuperación en «V» −de forma acelerada− tras los primeros meses de fuerte recesión. Por ejemplo, en producción de autos (−40,2% i.a. siete bajas consecutivas); despachos de cementos (−32,8%, ocho mermas ininterrumpidas); índice Construya/ventas construcción (−32%, octava caída seguida) y venta de autos y motos (−25,5% y −3,715, respectivamente). Al respecto, los datos recientes del Índice de Producción Industrial (IPI) mostraron para mayo de este año una caída mensual en la serie desestacionalizada del 0,2% (tercera consecutiva), a la vez que comparado con igual mes de un año atrás la baja fue de 14,8% (cinco bajas de dos dígitos en los últimos 6 meses), acumulando en el año una caída del 15,2%. 

Por su parte, las industrias pymes están sin poder producir o sufriendo las consecuencias de la crisis del mercado interno por la caída de la demanda, por lo que algunos sectores –como el de fabricantes de bienes de capital, sector metalúrgico, sector textil–donde la falta de ventas llega a más del 50% tienen que parar temporariamente las fábricas, suspendiendo al personal con un porcentaje de salario y con fuertes incertidumbres sobre fin de año. Por su parte, el uso de la capacidad instalada se ubica en torno al 56%, en los mínimos de la serie histórica. En ese marco, el segmento presentó de hecho un proyecto de Ley Pyme que busca mejorar la competitividad pyme industrial, así como lograr modificaciones en la reglamentación del RIGI para «fijar compromisos concretos y serios por parte de los inversores de que un porcentaje lo inviertan en las pymes industriales, con compras en Argentina». De lo contrario, «se va a agravar la situación de la industria nacional y va a ser más crítica que la que ya hoy tenemos, por lo que no vemos todavía nada que nos pueda decir de que la situación va a mejorar este año».

El documento de Presupuesto da cuenta en el apartado por finalidad y función y grado de ejecución del gasto público que al 31 de mayo de este año se ejecutó solamente el 1% de lo presupuestado para la industria en 2024. Los datos de la ejecución presupuestaria del primer semestre analizados por la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC) dan cuenta de la brutalidad del ajuste.

«El tipo de cambio nominal (TCN) con el dólar se eleva a 1016,1 pesos (+58,3% interanual) y la inflación proyectada al inicio del proceso de elaboración del presupuesto se ubicaba en un 139,7% interanual para diciembre de 2024, resultando en una baja promedio del tipo de cambio real (TCR) bilateral de −2,3% en el año», sostiene el documento presentado por el ministro Caputo. Sin embargo, los datos oficiales sobre inflación publicados con posterioridad al cierre de esta etapa de elaboración del Presupuesto sugieren que «la inflación estará situada por debajo del 130% interanual a diciembre 2024». El tiempo dirá.

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