24 de agosto de 2016
«¡Ya no alcanza la plata!», le decía un vecino a otro mientras se dirigían al supermercado de descuentos a comprar un austero almuerzo. «Ustedes por lo menos tienen trabajo todavía», les contestó un operario recientemente despedido que pasaba por allí y escuchó la conversación. Su rostro reflejaba un dejo de envidia al observar el uniforme de trabajo que llevaban los otros, aunque enseguida recordó que juegan para el mismo equipo en las canchitas del barrio todos los sábados. No es un caso puntual, miles de hombres y mujeres en nuestro país se encuentran en esa desesperante situación. Cuando hace pocos días un funcionario del actual gobierno manifestó que el nivel salarial se encuentra nueve puntos por detrás de la inflación, se me vino a la mente cada una de estas humildes familias.
¿Acaso es que Macri gobierna para los ricos? No solo los testimonios, sino también los números dan cuenta de ello. Según una encuesta sobre el consumo familiar realizada por Kantar Worldpanel, «el único nivel socioeconómico que pudo sostener su consumo durante el primer semestre del año fue el «alto-medio». El resto realizó ajustes, los cuales fueron mayores a medida que se desciende en la pirámide (de ingresos)».
Algunas políticas recientemente aplicadas también nos permiten entender para qué equipo juega el actual gobierno. Son elocuentes, por ejemplo, las decisiones de aumentar el gas en boca de pozo permitiendo a las gasíferas, en su mayoría empresas internacionales, acumular jugosas ganancias; o disminuir las retenciones a las exportaciones de los grandes complejos agroexportadores, incrementando su ya abultada rentabilidad.
¿Se imaginaba hace un año aquel humilde operario que parte de su bienestar económico iba a ser sacrificado para beneficiar a estos sectores económicos? No lo creo.