17 de octubre de 2025
La intervención del Tesoro norteamericano en el mercado de cambios argentino es muy perjudicial para el desarrollo de la economía doméstica. Internas, exigencias y resultados.

Avidez por el dólar. El Tesoro de Estados Unidos se arriesga a «comprar» pesos pese a las críticas en el país del norte.
Foto: Shutterstock
El Gobierno argentino viene ya desde hace varias semanas en modo «Plan Llegar», que le permita arribar hasta las elecciones legislativas de medio término sin una disparada del dólar. En los últimos días, el apoyo político y financiero de Estados Unidos es el sostén principal de la economía doméstica.
A mediados de septiembre, la cotización del dólar oficial escaló hasta el techo de la banda. El Banco Central se vio obligado a vender algo más de US$1.000 millones en apenas tres jornadas. La caballería estadounidense salió al rescate. En sus redes sociales, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, posteó que estaban dispuestos «a apoyar a la Argentina para estabilizar la economía con líneas de swaps, compras directas de divisas y compra de deuda gubernamental» con el Fondo de Estabilización Cambiaria (FSE). Luego, las autoridades estadounidenses precisaron que se negociaba una línea de swap por US$20.000 millones.
El rescate anunciado levantó mucha polvareda en el país del norte. The New York Times sostuvo que «la decisión de rescatar la economía argentina genera preocupaciones sobre si el verdadero objetivo es ayudar a los inversores ricos cuyas apuestas en Argentina fracasarían si la economía se hundiera. Los principales fondos de cobertura, incluidos los dirigidos por amigos de Bessent, se beneficiarían financieramente de un salvavidas económico para Argentina. Fondos de inversión como BlackRock, Fidelity y Pimco están fuertemente comprados en Argentina, al igual que Stanley Druckenmiller y Robert Citrone, quienes trabajaron con Bessent cuando era inversor de George Soros». Los principales dirigentes demócratas también criticaron el auxilio financiero a Argentina.
El summun de esa ayuda fue la inusual venta de dólares en el mercado cambiario local inaugurada el 10 de octubre pasado. Esa inédita intervención cambiaria fue calificada como «una incursión cuasicolonial» por el economista Carlos Melconian, alguien insospechado de «izquierdista».
Apenas cinco días después, el secretario del Tesoro redobló la apuesta. «Estamos trabajando en una facilidad de US$20.000 millones que estaría junto a nuestra línea de swap, con bancos privados y fondos soberanos que, creo, apuntarían más al mercado de deuda… Así que eso totalizaría US$40.000 millones para Argentina», planteó Bessent. Lo cierto es que, por ahora, ni siquiera la línea de swap está instrumentada. En su exposición en el Atlantic Council, el presidente del Central, Santiago Bausili, afirmó que estará operativo «en los próximos días».

Pleitesía. Solo por la foto en el Salón Oval, el mandatario argentino y su ministro ataron el destino económico del país a una potencia en declive.
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Mala imagen
El día anterior a los dichos de Bessent, la anunciada cumbre entre Trump y Milei finalizó de una manera no deseada por el Gobierno argentino. El presidente estadounidense condicionó el apoyo financiero a un triunfo electoral oficialista. De lo contrario, «no vamos a perder el tiempo», dijo Trump. El sorpresivo desarrollo de esa reunión generó un «pase de facturas» desde las «Fuerzas del Cielo», que responden a Santiago Caputo, contra el canciller Gerardo Werthein. «Con lo ocupado que estoy, lo último que me falta es preocuparme por un tuitero», respondió Werthein en referencia a los ataques del Gordo Dan. Más allá de la interna política, el mercado respondió a las declaraciones de Trump con un derrumbe de las acciones y bonos argentinos y una suba de los dólares financieros y el riesgo país.
La virtual amenaza del presidente estadounidense, ¿favorece las chances electorales de La Libertad Avanza? Por lo pronto, la mayoría de los sondeos de opinión revelan que Donald Trump no cosecha muchas adhesiones al sur del río Bravo. Por caso, el último estudio de Latinobarómetro (correspondiente a 2024) revela que su puntaje promedio regional es de 4,2 puntos, en una escala de 1 a 10. Los tres países donde Trump cosecha mayor apoyo son Paraguay (5,5), Perú (5,4) y Bolivia (4,9). En la otra punta, la peor puntuación es en Argentina (3,6), Chile (3,4) y México (2,4). En esa línea, el consultor ecuatoriano Jaime Durán Barba sostuvo: «Me parece que lo último de Trump es una locura. Para mi generación está más cerca el tema de Braden o Perón, pero que un norteamericano diga a los argentinos cómo deben votar, me parece una locura. Una recomendación o una orden del presidente norteamericano para que voten en cierta dirección va a producir votos de gente que por llevarle la contraria a Trump, que además no es una persona simpática, voten por la oposición».
Por el contrario, el Gobierno apuesta a cosechar en las urnas el desembozado apoyo de la administración Trump. ¿La extorsión a los votantes argentinos dará frutos? El resultado de las elecciones del 26 de octubre responderá este interrogante.